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TURISMOMaspalomas: Así se soñó su densidad récord de 60 habitantes/hectárea en el sur de Gran Canaria

Maspalomas: Así se soñó su densidad récord de 60 habitantes/hectárea en el sur de Gran Canaria

G. H. Maspalomas24h Domingo, 01 de Junio de 2025

A comienzos de los años 60, en plena euforia del desarrollismo turístico español, el enclave de Maspalomas Costa Canaria fue el epicentro de una de las planificaciones más ambiciosas jamás concebidas para el sur de Gran Canaria. El primer gran plan turístico redactado por el prestigioso estudio de arquitectura SETAP, en 1961, proyectó una capacidad de hasta 40.000 camas turísticas distribuidas en un área de 2.000 hectáreas, lo que implicaba una densidad poblacional estimada de 60 habitantes por hectárea, una cifra significativa que marcó el inicio de un modelo urbanístico innovador y visionario.

La densidad poblacional de Maspalomas en 1961 se puede estimar entre 25 y 40 habitantes por kilómetro cuadrado, reflejo de una zona aún agrícola y sin urbanizar, justo antes del boom turístico que arrancó en 1962 con el concurso internacional para su desarrollo.


Este plan, considerado pionero en la ordenación turística de Canarias, se caracterizaba por su geometría ondulante, su respeto por el sistema de dunas y su articulación a través de espacios verdes y núcleos residenciales bien definidos. La intervención no solo apostaba por una ocupación del territorio ordenada, sino también por un concepto de ciudad turística integrada con el entorno, lejos de la improvisación constructiva que marcaría otros desarrollos posteriores. Una década más tarde, en 1972, la misma firma fue consultada por la empresa Maspalomas Costa Canaria para abordar un nuevo reto: cómo escalar el proyecto hasta alcanzar una capacidad de 200.000 camas. A pesar de que esta cifra no llegó a materializarse plenamente, pone de manifiesto la magnitud de las expectativas que se tenían sobre el crecimiento turístico del municipio de San Bartolomé de Tirajana.

La densidad inicial de 60 habitantes por hectárea —muy por encima de la media rural de la isla— reflejaba no sólo una planificación intensiva, sino también una apuesta por un turismo estructurado y funcional, en una época en la que la sostenibilidad todavía no era una prioridad, pero sí lo era el diseño urbanístico con vocación internacional. El proyecto de Maspalomas fue el primero de los 17 planes turísticos que SETAP desarrollaría entre 1961 y 1972 en distintos países como España, Portugal y Francia, y que incluían desarrollos como Vilamoura en el Algarve o Las Marinas de Cogolin en la Costa Azul francesa. Todos ellos compartían una visión común: planificar desde la arquitectura, el urbanismo y el paisaje, pensando en el turismo como eje estructurador del territorio.

Hoy, más de seis décadas después, el legado de aquel modelo sigue siendo objeto de debate entre defensores de una planificación turística con control y aquellos que señalan el desgaste del territorio por la presión demográfica y turística acumulada. No obstante, la densidad prevista en el plan original —60 habitantes por hectárea— sigue siendo una cifra clave para entender cómo Maspalomas nació de un sueño geométrico que quiso armonizar turismo y paisaje.

La zona sur de la isla de Gran Canaria, tras varios intentos de aprovechamiento a principios de los años cincuenta mediante pequeñas intervenciones turísticas —entre las que cabe destacar la propuesta del paisajista Nicolás María Rubió, el proyecto del Hotel Maspalomas del arquitecto Manuel Martín Fernández de la Torre en el entorno del Oasis, y el diseño de un Parador a cargo del arquitecto Eduardo Laforet— sirvió como primer esbozo para el desarrollo que más tarde transformaría la finca de Maspalomas en un centro turístico de referencia internacional.

Tras la celebración del primer concurso internacional de ideas con fines turísticos en España, denominado “Residencial Elviria” (1960), la segunda experiencia correspondió al Concurso Internacional de Maspalomas Costa Canaria (1961). Sus promotores, Salvador Guerrero en el caso de “Residencial Elviria” y el Conde de la Vega Grande, Alejandro del Castillo y del Castillo, para “Maspalomas Costa Canaria”, estuvieron motivados por el nuevo Plan de Desarrollo del Estado y la reciente creación del Ministerio de Información y Turismo, que buscaba fomentar el crecimiento económico mediante el turismo.

Durante 1961, algunas de las principales revistas de arquitectura a nivel internacional anunciaron la convocatoria del concurso de Maspalomas Costa Canaria. Acompañada por la prensa nacional, la difusión de la convocatoria contribuyó a destacar las extraordinarias cualidades del enclave para albergar un centro turístico de primer orden. Titulares como “Maspalomas, punto de atracción mundial” o “Maspalomas, la mejor playa de Europa” proyectaron un imaginario turístico en torno a una ciudad que aún no existía, pero que ya comenzaba a consolidarse como destino emergente en el Mediterráneo atlántico.

El desarrollo del concurso siguió las directrices establecidas por el reglamento “Bases para concursos internacionales de arquitectura y urbanismo”, publicado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en 1955. Este documento, compuesto por 53 artículos distribuidos en nueve capítulos, recogía aspectos obligatorios como la inscripción y admisión de participantes, premios y compensaciones, derechos de autor, cooperación de la UIA, así como la organización y publicidad del certamen. Para asegurar el rigor del proceso, los promotores de Maspalomas visitaron previamente a los organizadores del concurso “Elviria” en Málaga, a fin de conocer el procedimiento a seguir en cada fase. En la redacción de las bases participaron figuras de prestigio, como el geólogo Simón Benítez Padilla, el meteorólogo Felipe Gracia (de la Fuerza Aérea Española en Canarias) encargado del estudio climático, y la empresa Grabados Topográficos S.A. de Madrid, que elaboró el análisis topográfico. El nivel de detalle de la documentación fue tal que el propio jurado internacional elogió el trabajo técnico desarrollado por la empresa Maspalomas Costa Canaria.

Durante el periodo de inscripción, abierto del 1 de junio al 1 de agosto de 1961, se registraron 148 participantes de todo el mundo. La entrega de proyectos quedó fijada para el 1 de diciembre de ese mismo año, y el fallo del jurado se anunció el 9 de enero de 1962. En cumplimiento con las normas de la UIA, el jurado debía estar compuesto por miembros de distintas nacionalidades, incluyendo al menos un representante designado por la organización. En este caso, el jurado estuvo presidido por el arquitecto Van der Broek (Países Bajos) y formado además por Pierre Vago (Francia, representante de la UIA), Luis Blanco Soler y Antonio Perpiñá Sebriá (España), Franco Albini (Italia) y Manuel de la Peña Suárez, que actuó como secretario.

La deliberación del jurado se celebró entre los días 4 y 9 de enero de 1962 en un almacén de la zona de Guanarteme, habilitado para albergar las 80 propuestas entregadas. Según recogió la revista oficial de la UIA ese mismo año, dos proyectos fueron descalificados por incumplir el artículo 11 del reglamento, relativo a la fecha de entrega y al anonimato de los concursantes. Los 78 restantes fueron evaluados conforme a criterios urbanísticos y paisajísticos que destacaban el respeto a las dunas, el oasis, el entorno natural y las playas; la concepción del complejo como un centro turístico y no como una ciudad; la composición general basada en la calidad más que en la densidad edificatoria; la correcta disposición del viario y los accesos al litoral; la adecuada organización de los espacios libres; la posibilidad de desarrollo por fases; y la factibilidad técnica del conjunto.

Tras tres rondas eliminatorias, el jurado seleccionó doce proyectos finalistas, de los cuales solo siete obtuvieron premios o menciones. El primer premio fue otorgado por unanimidad al proyecto identificado con el número 969696, presentado por el grupo francés SETAP, cuyo planteamiento destacaba por su equilibrio entre el respeto al medio y una estructura urbana ordenada. El segundo premio fue declarado desierto, mientras que el tercero correspondió al proyecto número 458900, del grupo liderado por J. van den Bogaerde (Bélgica). El jurado otorgó además una distinción ex aequo al proyecto presentado por el arquitecto francés Jacques Karbowsky, y menciones honoríficas a los proyectos de los equipos españoles liderados por Cruz López Muller, Carlos Picardo y Carlos Martínez Caro; Rubens Henríquez Hernández y Javier Díaz Llanos la Roche; Javier Barroso Ladrón de Guevara, José Martín Crespo Díaz y Ángel Orbe Cano; así como al grupo liderado por Jacek Preis (Polonia).

El proyecto ganador del grupo SETAP proponía una organización territorial centrada en la agrupación de instalaciones turísticas en unidades autónomas conectadas por una red de vías y espacios verdes, lo que permitía una ejecución ordenada y por fases. Este enfoque, innovador para la época, configuró el plan mediante un sistema de zonificación que facilitaba tanto la gestión de servicios como el desarrollo progresivo del nuevo destino turístico, cimentando las bases de lo que más tarde sería uno de los núcleos turísticos más importantes de Canarias y del sur de Europa.

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