Lectura de cartilla en toda regla al líder insular de Primero Canarias (Prica), Teodoro Sosa, y a manos del colectivo Altahay, que llevaba 20 años y un día dormido. Diversos dirigentes en Las Palmas apuntan a las manos de Nueva Canarias en el primer ataque a la espina dorsal de un BNR que siempre ha estado nadando, kineaguamente hablando, con el agua a favor.
¿Puede un municipio competir por el turismo rosa internacional sin tener infraestructura turística básica? ? Qué necesidad hay de semejante bodrio? En Gáldar, al norte de Gran Canaria, Sosa parece pensar que sí. Con apenas 30 camas hoteleras registradas y 158 viviendas vacacionales —según datos disponibles en plataformas como TripAdvisor y registros turísticos—, el ayuntamiento ha impulsado un evento llamado Pride Gáldar, en un intento tan ambicioso como desconectado de la realidad.
Fuentes del sector denuncian que el Pride Gáldar está siendo impulsado por proveedores ligados al PSOE capitalino que salieron por patas de Las Palmas tras la entrada de la caballería de la Fiscalía Anticorrupción a revisar sus contratos. “El norte es ahora su nuevo campo de pruebas. Se han venido con el paquete entero: DJ, banderolas, reinas, escenarios y patrocinios opacos”.
El movimiento ha generado estupor incluso dentro del propio sector turístico, donde algunos lo interpretan como un intento improvisado de extraer parte del negocio rosa que lleva décadas asentado en el sur de la isla, especialmente en San Bartolomé de Tirajana, donde el Maspalomas Pride genera más de 150 millones de euros al año y cuenta con más de 120.000 visitantes internacionales por edición.
A diferencia de Maspalomas, Gáldar no tiene ni una zona turística consolidada, ni planta alojativa de escala, ni infraestructuras de recepción. La Calle Larga —arteria histórica del casco— ha sido decorada con los colores del orgullo LGTB para un evento entre el 4 y el 8 de junio que ha generado críticas incluso entre colectivos locales.
“El pueblo se ha convertido en un parque temático”, denuncia el colectivo Altahay, en una carta abierta que critica el uso del espacio público como decorado permanente para celebraciones sin arraigo patrimonial ni sentido educativo. “Apoyamos los derechos del colectivo LGTBI+, pero sorprende que se haya decorado el centro para el Pride y no se haya hecho nada visible por el Día de Canarias”.
No es la primera vez que el Ayuntamiento opta por modelos de dinamización sin base estructural. Eventos como Gáldar en Flor, con calles llenas de budas, gnomos y flores de plástico, se han ganado la fama de escaparate turístico superficial, más orientado al selfie de visitante que al sentido de pertenencia de los vecinos.
Gáldar se enfrenta así al dilema de otros municipios canarios que quieren subirse al tren del turismo sin haber invertido en raíles. El problema no es el turismo LGTB —que lleva décadas siendo un motor respetuoso y rentable—, sino la improvisación y la falta de coordinación con entidades como Turismo de Gran Canaria o la patronal del sector, que se enteraron del Pride por la prensa.

































