Con la llegada de junio, la inminente temporada de jóvenes sin crédito bancario genera una mezcla de alta ocupación y una creciente preocupación para los hoteleros de Maspalomas y el resto del sur de Gran Canaria. La pregunta que resuena en muchos establecimientos es recurrente y nada trivial: ¿Sobrevivirá el mobiliario de las habitaciones? No es una preocupación infundada; es habitual encontrar graves desperfectos en los alojamientos tras la salida de determinados grupos de turistas. Imagina la escena: un minibar sin puerta, baldas del somier rotas, el colchón rajado y el retrete averiado, sumando un coste de reparación de 2.500 euros. Ante esta situación, ¿qué puede hacer el hotelero en el corazón turístico de la isla? La respuesta es clara: existen vías legales para reclamar.
Los extrahoteleros del sur de Gran Canaria, al igual que cualquier ciudadano, disponen de mecanismos legales para reclamar los daños y perjuicios ocasionados. El Código Civil es el principal respaldo. Su Artículo 1902 establece con contundencia: "El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado". Esta premisa se refuerza con el Artículo 1101, que indica que quienes incumplan sus obligaciones con dolo, negligencia o morosidad, quedan sujetos a indemnizar los daños y perjuicios. Independientemente de la vía legal elegida, la clave para el éxito en una reclamación radica en la documentación exhaustiva y la inmediatez. Antoni Mut, abogado de MONLEX, recomienda una serie de pasos esenciales para fortalecer el caso contra los huéspedes causantes de los daños.
Un punto crucial para la realidad de los viajes de jóvenes estudiantes es el Artículo 1903 del mismo Código, que amplía la responsabilidad a los progenitores: "Los padres son responsables de los daños causados por los hijos que se encuentren bajo su guarda". Los hoteleros pueden optar tanto por la vía civil como, en casos de mayor gravedad, por la vía penal para buscar compensación. Primero, si se tiene conocimiento o se prevé una salida potencialmente problemática, es fundamental realizar una supervisión de la habitación junto a los turistas. Segundo, si la revisión conjunta no es posible, la inspección debe ser llevada a cabo por varias personas del personal del hotel, documentando minuciosamente cada desperfecto con fotografías y vídeos claros antes de que la habitación sea limpiada o reasignada. Tercero, se debe recabar con la mayor urgencia posible los presupuestos de reparación y/o las facturas de adquisición de los elementos de mobiliario afectados para cuantificar el perjuicio económico y cuarto, revisar las cámaras de seguridad de las diferentes zonas comunes del hotel puede aportar pruebas adicionales sobre el origen de los desperfectos o el comportamiento que condujo a ellos.
Una vez recopilada toda esta documentación —que incluye desde el informe de daños hasta los elementos visuales y presupuestos, junto con la información del registro de entrada de los huéspedes—, el siguiente paso es formalizar la reclamación. Se deberá formular la correspondiente reclamación civil contra el causante de los daños o, si son menores, contra sus progenitores. En las situaciones de mayor gravedad, no se descarta la presentación de una denuncia penal."Porque una estancia no debería acabar en destrozo, y una factura no puede asumir lo que otros rompen", enfatiza el abogado Antoni Mut. "Prevenir, documentar y reclamar no es solo un derecho del hotelero: es la única forma de que el turismo no amplíe los servicios a los imperfectos del alojamiento al 'Todo incluido'." Para los complejos de Maspalomas y el resto del sur de Gran Canaria, con su alta dependencia del turismo, la diligencia en la gestión de estos incidentes es crucial no solo para recuperar las pérdidas, sino para mantener la integridad de su patrimonio y la viabilidad económica de sus negocios.