Lunes, 08 de Septiembre de 2025
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MASPALOMASLa última chispa del Sur de Gran Canaria: Unelco se duerme a la espera del gran apagón en la isla

La última chispa del Sur de Gran Canaria: Unelco se duerme a la espera del gran apagón en la isla

G. H. MASPALOMAS24H Miércoles, 18 de Junio de 2025

En el sur de Gran Canaria —donde se concentran más de 100.000 camas turísticas y se consume cerca del 40% de la demanda eléctrica insular— no se habla ya de sol, sino de sombra: la del gran apagón que se avecina si no se remienda, y pronto, el roto energético que se ha cosido con desidia y mucha autocomplacencia. Y cuando el suministro tiembla, cuando el aire acondicionado se convierte en reliquia y el motor de la desaladora da estertores, no hay “todo incluido” que valga. El turista no espera milagros: espera luz. Y lo que tiene es incertidumbre.

 

¿Quién es el responsable? Pues mientras Red Eléctrica de España ha invertido más de 500 millones de euros en las Islas en la última década, reforzando subestaciones como Arguineguín o la de El Tablero, el eje norte-sur y los sistemas de control de tensión, Endesa —la que genera, distribuye y se cobra como si fuera la Virgen del Voltio— prefiere ponerse de perfil. O mejor dicho, de víctima. Y eso sí que no. Porque lo que está pasando no es un problema de transporte, sino de incapacidad de planificación de Endesa en Canarias, que ahora busca un culpable para no tener que mirarse al espejo.

 

El relato de Endesa es tan simplón como eficaz: “Red Eléctrica no me deja evacuar energía renovable”. Pero ¿y si decimos la verdad? Que Endesa ha promovido proyectos que no caben en la red existente. Que ha ignorado advertencias técnicas. Que ha confiado en una red de distribución de los años noventa para una demanda de 2025. Y que ahora, con más de 250 MW en renovables planificados y solo 130 MW con capacidad real de evacuación, no sabe cómo explicar el embudo. Pues fácil: echa la culpa a Red Eléctrica. La estrategia del niño que rompe el jarrón y culpa al perro.

 

Y es que la cúpula de Endesa en Canarias que dirige Pablo Casado—esa que se mueve más entre despachos que entre transformadores— no está gestionando el sistema eléctrico: está gestionando su reputación. Y ante el más mínimo riesgo de apagón, activa la maquinaria de la excusa, el comunicado, el off the record. Todo para evitar que se les relacione con lo obvio: que el sur de Gran Canaria creció en camas pero no en líneas eléctricas, y que nadie en Endesa levantó la mano a tiempo. Eso sí, para poner placas en tejados y hacerse la foto con la sostenibilidad, primeros.

 

Red Eléctrica, mientras tanto, mantiene el tipo. La que sí ha hecho los deberes. La que ha reforzado las conexiones con la nueva subestación de Santa Águeda, que dará salida a más de 70 MW de potencia en los próximos meses. La que ha promovido con fondos propios el nuevo sistema de almacenamiento de energía en Barranco de Tirajana. La que, pese a las presiones políticas, sigue exigiendo estudios técnicos, seguridad de suministro y planificación. Lo que no hace ruido no se valora. Pero sin Red Eléctrica, esto ya estaría en negro desde hace tiempo.

 

Porque el problema no es que falte energía. Sobra generación, pero falta cerebro y sobra soberbia. Lo que no hay es red adaptada, ni visión a medio plazo. Y eso no es culpa de Red Eléctrica. Es consecuencia directa de una estrategia empresarial errática, que prioriza la rentabilidad inmediata sobre la resiliencia del sistema.

 

Así que basta ya de cuentos. La amenaza del apagón no viene de Red Eléctrica: viene de una gestión miope de Endesa, que ha permitido que la zona más turística del archipiélago dependa de una infraestructura saturada y vulnerable. Si falla la chispa, no culpen al enchufe: pregunten quién diseñó la instalación. Y si no lo encuentran en los informes, busquen en las fotos.

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