Un avión comercial cae al mar con 40 pasajeros. Dos cazas F-18 se estrellan en tierra. Son las 11:15 de la mañana del jueves 19 de junio y salta la alerta en el Centro Coordinador de Salvamento Aeronáutico de Canarias (ARCC), en la Base Aérea de Gando. La situación es crítica, pero afortunadamente, solo es un ejercicio.
Se trata de CANASAR 2025, el simulacro de búsqueda y salvamento más importante del año en el espacio aéreo español, organizado por el Ejército del Aire y del Espacio a través de su histórico Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR). Y por primera vez, el sur de Gran Canaria, concretamente el municipio de Mogán, acoge el despliegue principal de medios aéreos, marítimos y terrestres en un escenario de dificultad media-alta.
Un doble accidente y una misión: salvar vidas
El guion no es casual. Un ATR72 de una aerolínea regional pierde contacto y desaparece con 40 personas a bordo. Casi al mismo tiempo, dos cazas F-18 tienen que ser abandonados en pleno vuelo por sus pilotos. El ARCC activa la fase de peligro, el nivel más alto antes del siniestro confirmado. Comienza entonces una carrera contrarreloj.
Se movilizan 11 aeronaves (3 aviones, 8 helicópteros y drones), unidades médicas, rescatadores, buzos, especialistas forenses y decenas de profesionales de emergencias. Se activa el Puesto de Mando Avanzado, y un Equipo de Coordinación Aérea (ACO) se desplaza a la zona para organizar el espacio aéreo y coordinar operaciones en tierra y mar.
Desde el helicóptero al hospital: entrenamiento extremo
Más allá del despliegue técnico, CANASAR 2025 es una prueba integral de resiliencia, coordinación y respuesta conjunta. Se simula el rescate de supervivientes, el triaje médico en zona hostil, la evacuación a centros hospitalarios como el Dr. Negrín, la búsqueda de las cajas negras, y la identificación de restos personales. Todo, en tiempo real.
“El objetivo es salvar vidas. Cada minuto cuenta. Cada decisión puede ser la diferencia entre una evacuación eficaz o una tragedia ampliada”, indican fuentes del SAR, un servicio con más de seis décadas de historia en Canarias.
Un tejido institucional que funciona
La envergadura del ejercicio solo es posible gracias a la implicación de más de 20 instituciones y organismos. Desde la Delegación del Gobierno al Cabildo de Gran Canaria, el Ayuntamiento de Mogán, Cruz Roja, Guardia Civil, Policía Nacional, CECOES 112, GES, SUC, SASEMAR, CIAIAC, CITAAM, ULPGC, PLOCAN o centros educativos como el CIFP Tony Gallardo y el PFAE de Mogán.
La colaboración civil-militar funciona, y el propio general jefe del Mando Aéreo de Canarias, Francisco Javier Vidal, lo remarca: “Estamos disponibles todos los días del año. CANASAR es exigente, pero refleja que Canarias es un territorio preparado para lo peor, incluso en el aire”.
Mogán como referencia internacional de salvamento aéreo
El ejercicio no ha pasado desapercibido fuera de nuestras fronteras. Representantes del SAR de Portugal, Argelia, Libia, Túnez, Senegal, Marruecos, Mauritania e Italia han seguido el simulacro como observadores internacionales de la iniciativa 5+5, que promueve la cooperación militar en el Mediterráneo Occidental.
Para Onalia Bueno, alcaldesa de Mogán, “es un orgullo acoger este despliegue, que muestra que somos más que un destino turístico: somos un punto de referencia para las operaciones complejas y un espacio de cooperación”.
También la subdelegada del Gobierno en Canarias, María Teresa Mayans, ha valorado la apuesta del Ejército del Aire por “poner a prueba las capacidades reales de respuesta ante crisis, buscando la excelencia y generando confianza ciudadana”.
-Más de 3.500 vidas salvadas desde Canarias
Desde 1955, el SAR español ha rescatado más de 3.500 personas y ha ejecutado unas 6.500 misiones, muchas de ellas con origen o destino en las Islas. Lo hace de forma silenciosa, discreta, desde la sombra. Pero en jornadas como esta, el esfuerzo sale a la luz.
CANASAR 2025 no es solo un ejercicio. Es una promesa renovada. De quienes se entrenan para lo impensable. De un Ejército que ofrece sus capacidades a toda la sociedad. Y de un archipiélago —Gran Canaria, Mogán, Maspalomas— que vuelve a demostrar que su vocación no es solo turística: es estratégica, solidaria y plenamente comprometida con la seguridad humana.