Martes, 21 de Octubre de 2025
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MASPALOMASMaspalomas: ¿El declive silencioso de los de siempre y el abrazo (interesado) a los nuevos ricos?

Maspalomas: ¿El declive silencioso de los de siempre y el abrazo (interesado) a los nuevos ricos?

G. H. Maspalomas24h Sábado, 05 de Julio de 2025

Las cifras son las cifras, y los datos de CaixaBank Research, que son los que mandan en esto de las trincheras económicas, no mienten. Maspalomas, ese pedazo de paraíso forjado a golpe de inversión y visión turística en el sur de Gran Canaria, está viviendo una silenciosa pero profunda reconfiguración. Las estadísticas de enero a abril de 2025 nos pintan un cuadro general de bonanza para el archipiélago: un robusto crecimiento del 40% en llegadas de turistas internacionales respecto a 2019, con un gasto medio de 1.356 euros por cabeza. Pero, como siempre digo, el diablo está en los detalles.

Y el detalle aquí es que la estampa del turista tradicional de Maspalomas, ese alemán disciplinado y fiel, o el francés con su toque de savoir faire, está mutando. Los números nos chivan un descenso en las llegadas de alemanes y franceses a Canarias. Juntos, representaban un notable 21% del total de nuestros visitantes. ¿Se lo esperaban? Quizás no quieran admitirlo, pero el status quo se mueve. Es una tendencia regional, sí, pero Maspalomas, que ha sido su casa playera durante décadas, es quien lo siente en sus entrañas.

Pero que nadie se lleve las manos a la cabeza todavía. La providencia, o más bien los vuelos de bajo coste y el apego a la pinta y la fish and chips, ha traído un mayor flujo de turistas británicos. Ellos, señores, son los que están compensando ese declive. Son la infantería que mantiene el fuerte. Es la constatación de que, si unos se bajan del barco, otros están deseando subir. Y en eso, los británicos siguen siendo nuestros mejores clientes, al menos en volumen.

A nivel nacional, la cosa pinta bien, por supuesto. El sector turístico español en general está en fase de "crecimiento más sostenible", que suena a música celestial en los oídos de cualquier ministro. Hay más renta disponible, las economías se reactivan, la inflación turística amaina... todo ayuda a que el objetivo de 98,4 millones de llegadas internacionales en 2025 no parezca una quimera. Y el gasto, atención a esto, crece un 9,3% por encima de la inflación. Eso es lo que busca la caja, no nos engañemos.

Así que, para Maspalomas, el mensaje es claro: reinventarse o morir. O, al menos, adaptarse al nuevo cliente. El desafío es evidente: ¿cómo seducimos y mantenemos al británico, que quizás tiene otras exigencias que el alemán, y cómo recuperamos, si es que queremos, a los que ahora nos dan la espalda? No basta con tener dunas y buen tiempo; hay que ofrecer una experiencia que se ajuste a un bolsillo y a unos gustos cambiantes.

El turismo doméstico, por cierto, ese que tanto nos gusta ensalzar, parece que tira más de maleta para salir de España que para quedarse. Un –0,8% en viajes nacionales frente a un +12,1% al extranjero. En fin, somos así. Y la restauración, bendita restauración, aguanta el tipo, aunque un simple apagón, como el del 28 de abril, nos recuerde lo frágil que es este castillo de naipes.

En suma, Maspalomas está en ese punto de inflexión. El sol sigue saliendo, las dunas siguen ahí, pero los vientos que traen a los turistas están cambiando de dirección. Ya no es solo el alemán el que manda. Ahora, el británico toma el testigo. Y la pregunta que flota en el aire es: ¿estamos preparados para entender y explotar esta nueva realidad, o seguiremos viviendo de las rentas del pasado? La supervivencia de Maspalomas, y de buena parte de nuestra economía canaria, depende de la velocidad con la que se responda.

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