Nada en Maspalomas, Playa del Inglés o Arguineguín es local. Las camas están registradas en Delaware. Las rentabilidades salen de informes en Manhattan. Cada reforma hotelera, cada complejo residencial, cada euro de beneficios, no termina en la isla: termina en carteras de fondo.
Usted no compra una casa. Compra la posibilidad de un rendimiento. Ustedes no reservan la hamaca en un hotel. Reservan un activo financiero. Y mientras usted vive o visita el sur, alguien más vive de usted, lejos de la playa. Eso no es malo. Es realismo. En el sur de Gran Canaria ya no hay fronteras. Hay balances.
Stephen A. Schwarzman, cofundador de Blackstone, dio la orden en 2017: comprar Hotel Investment Partners (HIP), dirigido por Alejandro Hernández‑Puértolas. El resultado: controlan 71 hoteles, cerca de 22.000 habitaciones en Europa, y unas 9.000 camas solo en Canarias, valoradas en unos 6.500 millones de euros (auraree.com). Solo en reformas han invertido 750 millones de euros y planean añadir otros 500–600 millones de euros más.
Solo en el sector hotelero y residencial, se mueven en el sur de Gran Canaria más de 7.500 millones de euros entre inversiones, operaciones y capital en activo. No es el alcalde. No es el presidente del Cabildo. No es el Gobierno autonómico.
Mandan quienes escriben los balances desde el norte de Europa. Quienes financian desde Suiza. Quienes redactan escrituras en notarías de Puerto Rico de Gran Canaria a nombre de sociedades pantalla.
El sur de Gran Canaria es hoy un tablero de ajedrez sin ruido. El ruido lo hacen los turistas. Pero el poder se reparte en despachos silenciosos donde se decide si un hotel abre o cierra, si se renueva o se abandona, si se invierte o se espera.
Entre sol, arena y dividendos, la geopolítica del sur se juega en metros cuadrados, no en votos. Y ese tablero no es neutral.
El fondo soberano de Singapur, GIC, con CIO Lee Kok Sun, adquirió en 2023 un 35 % de HIP, elevando el valor del conjunto a 6.000–6.500 millones de euros. El Mediterráneo y Canarias ya forman parte de su hoja de ruta global.
Estados Unidos no juega con pies en la arena. Blackstone e HIP, GIC, y nuevos protagonistas como Starwood Capital y Castlelake, han puesto su ojo aquí. En marzo de 2025, Starwood, con consejero delegado Barry Sternlicht, se hizo con el 79 % de Aedas Homes —valorada en 1.250 millones de euros— tras una inversión de 60 millones de euros en viviendas para extranjeros (reuters.com). Castlelake, socio anterior, salió del negocio listando beneficios.
Fondos como LCN Capital Partners (CEO Kevin Cook) pretenden entrar con una inversión de 225 millones de euros en la cadena Silken que está buscando comprar en el sur de Gran Canaria desde hace meses. Brookfield, liderado por Bruce Flatt, vendió en verano de 2025 por 430 millones de euros su megaproyecto hotelero en Tenerife, y ya vigila el sur de Gran Canaria.
Apple Leisure Group, subsidiaria de Hyatt, y REITs como Strategic Hotels & Resorts (comprada por Blackstone y luego por Anbang), pueden sumar sus nombres próximamente, según fuentes de auditoras norteamericanas afincadas en Las Palmas consultadas por Maspalomas24H.
También operan REITs estadounidenses como Sixth Street, H.I.G. Capital o Chartres Lodging, que invierten en destinos turísticos similares.
En 2023, el sur de Gran Canaria facturó 2.600 millones de euros en turismo, según Promotur. El 46 % de toda la inversión hotelera española fue destinada a Canarias y Baleares, con 1.175 millones de euros solo en Canarias en 2023 (). Del total hotelero nacional (4.100 millones de euros en 2023, 65 % en destinos de sol), el 75 % del volumen vino de capital internacional, destacando EE.UU., Singapur y Oriente Medio ().