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MASPALOMASMaspalomas trabaja a medio gas: los empleos que casi nunca ocupan los canarios

Maspalomas trabaja a medio gas: los empleos que casi nunca ocupan los canarios

G. H. Maspalomas24h Lunes, 14 de Julio de 2025

Mientras el motor turístico del sur de Gran Canaria no deja de rugir, muchos de sus engranajes clave siguen siendo alimentados por trabajadores de fuera. Socorristas, camareros, personal de limpieza o monitores de ocio: empleos esenciales que rara vez ocupan residentes locales. ¿Falta de formación, de incentivos o de conexión real con el turismo?

 

El verano vuelve a traer cifras récord de turistas a Maspalomas, Meloneras y Playa del Inglés, pero también deja al descubierto una vieja paradoja: muchos de los trabajos que sostienen el sur grancanario no los hacen los canarios. A pesar del potencial de empleo que ofrece la industria turística, determinados yacimientos laborales permanecen desconectados de la población local, en especial de los jóvenes. 

 

En el ecosistema turístico del sur se han incorporado, además, nuevos empleos de temporada que combinan ocio, experiencia y visibilidad digital. Los hoteles de 4 y 5 estrellas de Meloneras, Playa del Inglés o San Agustín buscan crear ambientes únicos. Aquí entra en juego una figura cada vez más habitual: el DJ de piscina, encargado de poner ritmo a las tardes de sol y mojitos. 

 

No se trata solo de saber pinchar; hay que leer el ambiente, conectar con el público internacional y adaptarse a las vibes de cada momento. Un trabajo donde cada beat vale oro… y propina. 

 

También ha emergido el empleo de probador de playas, impulsado por apps turísticas y medios digitales que pagan por recorrer arenales, evaluar su accesibilidad, limpieza, calidad del agua y atractivo ambiental. 

 

En Gran Canaria hay más de 80 playas con algún tipo de distintivo ambiental, lo que convierte esta actividad en una herramienta útil de posicionamiento viral. Otro empleo real, y cada vez más popular, es el de catador de helados: marcas de alimentación y heladerías artesanales prueban cada verano nuevos sabores, texturas y fórmulas con personal contratado específicamente para ese fin. 

 

En Maspalomas y Playa del Inglés, varios locales han apostado por perfiles con paladar y creatividad para testear productos antes de su lanzamiento. Junto a estos trabajos emergentes, también se mantienen los clásicos que nunca fallan: cocteleros especializados en mixología tropical, monitores de kayak o paddle surf y agentes de viajes multilingües que asesoran a turistas en escapadas exprés o experiencias a medida. 

 

Según InfoJobs, el empleo en restauración y turismo ha crecido un 11 % en Canarias respecto a 2024. Solo en San Bartolomé de Tirajana se estima que se han activado más de 3.000 contratos estacionales, muchos de ellos con alojamiento incluido.

 

Según datos del Observatorio Canario de Empleo (Obecan) y del ISTAC, Gran Canaria registró una tasa de paro del 17,6 % en el segundo trimestre de 2025, una de las más altas del país. En municipios turísticos como San Bartolomé de Tirajana, el número de contratos registrados en hostelería y restauración superó los 11.000 en junio, pero apenas el 36 % fueron ocupados por residentes del propio municipio o de localidades cercanas. El resto lo cubren trabajadores de otras islas, de la península o extranjeros.

 

Más del 60 % del personal en ocupaciones básicas de hostelería y ocio procede de fuera del archipiélago. Los perfiles más difíciles de cubrir con trabajadores locales incluyen camareros de pisos, socorristas, animadores turísticos, cocineros, ayudantes de cocina, recepcionistas con idiomas o monitores de actividades acuáticas. Muchos de ellos no exigen estudios superiores, pero sí idiomas, flexibilidad y disponibilidad inmediata.

 

En zonas como San Bartolomé de Tirajana, que concentra más de 55.000 camas turísticas en hoteles, apartamentos y resorts, la paradoja es evidente: mientras la oferta laboral se dispara en verano, el desempleo juvenil entre los canarios sigue por encima del 30 %. 

 

La desconexión entre el sistema educativo y las necesidades reales del mercado turístico es una de las causas más señaladas. El bajo nivel de idiomas como inglés o alemán, fundamentales en la hostelería internacionalizada del sur, supone un freno directo para muchos aspirantes locales. A esto se suma la falta de prestigio social de ciertos trabajos esenciales del sector, que siguen viéndose como ocupaciones temporales o como “empleo de paso” reservado para trabajadores foráneos.

 

También pesan las condiciones laborales, que en muchos casos siguen siendo poco atractivas para los residentes: contratos temporales, jornadas partidas, horarios incompatibles con la conciliación y, sobre todo, la falta de vivienda asequible en zonas turísticas. 

 

Muchos jóvenes de municipios cercanos como Santa Lucía, Ingenio o Las Palmas de Gran Canaria descartan trabajar en el sur por no poder costearse el transporte diario o el alquiler en zonas próximas a los complejos hoteleros. El último estudio de precios del alquiler del Gobierno de Canarias confirma que el sur de Gran Canaria tiene los precios más altos del archipiélago, con una media superior a los 15 euros por metro cuadrado, muy por encima del salario base ofrecido en muchas ocupaciones.

 

El resultado es una dependencia estructural de mano de obra foránea para mantener en pie el modelo turístico. A pesar de las campañas de promoción y formación, el número de canarios ocupando puestos de base en el sector sigue siendo bajo. Y eso que hablamos de perfiles que no exigen titulación universitaria, sino implicación, idiomas y disponibilidad.

 

El turismo representa ya el 35 % del PIB de Gran Canaria y aporta cerca de 5.000 millones de euros anuales a la economía insular. Solo en San Bartolomé de Tirajana se concentra el 40 % de las pernoctaciones hoteleras de toda Canarias. El sector es, de largo, el mayor generador de empleo en la isla: cuatro de cada diez contratos firmados en Gran Canaria en lo que va de 2025 han sido en actividades turísticas directas o relacionadas con el ocio y la restauración.

 

Las soluciones han sido planteadas en diferentes niveles, pero su implementación aún es desigual. Algunas propuestas pasan por reforzar desde la ESO la enseñanza de idiomas con orientación práctica al empleo turístico, establecer convenios con hoteles y empresas para facilitar prácticas remuneradas con compromiso de contratación, o crear planes municipales de movilidad y vivienda para personal que trabaja en el sur pero reside fuera. 

 

También se debate sobre la necesidad de ofrecer incentivos fiscales o bonificaciones a las empresas que prioricen la contratación de residentes canarios, sin caer en medidas discriminatorias, pero buscando reequilibrar una balanza claramente inclinada.

 

Mientras tanto, los carteles de “Se busca camarero/a con experiencia” siguen multiplicándose en escaparates y portales digitales. Muchos de esos empleos, básicos para el funcionamiento del modelo turístico, siguen sin ser ocupados por gente del lugar. Canarias necesita que su gente entre de lleno en el corazón de la industria turística. Que deje de mirar desde la orilla y empiece a capitanear también desde dentro. Porque sin canarios, el sur no suena igual.

 

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