Mientras el Atlántico sigue siendo testigo, el turismo inclusivo se decide en Madrid y Bruselas, y Maspalomas solo ejecuta el libreto
Que Maspalomas sea hoy el faro del turismo LGBTI en España no es casualidad ni puro orgullo local. Es resultado de un guion escrito en despachos que nadie vio en la isla y con actores que llegan desde fuera, porque aquí la agenda la marcan los grandes operadores y los fondos europeos Next Generation, no los matices ni la historia canaria.
La presentación de la Guía de Experiencias LGBTI Turismo España, el próximo 23 de julio de 2025 en el Seven Hotel & Wellness, es prueba palpable: un proyecto financiado, coordinado y aprobado desde la España que sale a la calle en Torres Pacheco, que llega con promesas de inclusión y respeto, sí, pero dictado desde fuera.
No hay aquí sorpresas ni revoluciones locales. Meliá, Axel Hotels, Queer Destinations, ACOGAT y demás nombres nacionales imprimen la hoja de ruta, porque el sur de Gran Canaria ha dejado de ser territorio para convertirse en escenario donde se representa la versión oficial del turismo que España quiere vender.
Ni un guiño real a lo canario. Ni una voz propia que rompa el molde. Solo una ciudad que, con su historia y sus luces, se convierte en escaparate para un turismo que se decide a miles de kilómetros de sus dunas y playas.
Por eso esta guía no es un mero mapa de experiencias, sino un mandato para hacer que la inclusión sea el nuevo estándar impuesto, con la seguridad de quien tiene los recursos, el poder y la financiación.
Maspalomas, hermosa pero sin voz propia en esta ocasión, se convierte así en una pasarela donde se exhibe lo que el mercado manda, sin matices ni libertad local. El sur de Gran Canaria ejecuta, Madrid aprueba, Bruselas paga, y el turista aplaude sin saber que la fiesta está escrita en otro sitio.
Porque aquí, en esta esquina del Atlántico, el arcoíris tiene dueño, y no son los canarios.