Sábado, 06 de Septiembre de 2025
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GRAN CANARIALa sanidad privada de Gran Canaria, gran perdedora del bloqueo de visados en Mauritania

La sanidad privada de Gran Canaria, gran perdedora del bloqueo de visados en Mauritania

G. H. Maspalomas24h Miércoles, 16 de Julio de 2025

Clínicas privadas de referencia en Gran Canaria denuncian la desaparición repentina de sus pacientes mauritanos. Personas que acudían regularmente a consultas de oncología, cardiología, pediatría o nefrología han tenido que interrumpir sus tratamientos porque, sencillamente, ya no pueden viajar: sin visado expedido en origen, ni siquiera es posible embarcar en un vuelo hacia la isla.

 

El problema no es nuevo, pero se ha agudizado en los últimos meses. Lo que se describe como un atasco administrativo esconde en realidad un sistema descontrolado, donde el acceso a citas consulares depende más de contactos y maniobras digitales que de procedimientos justos y abiertos. Algunos intermediarios parecen dominar los cauces informáticos que deberían ser públicos y accesibles.

 

Allí, en Nouakchott, se sortea el derecho a pisar suelo canario como si fuera una tómbola corrupta. El visado, ese papelito que dice si vives o no vives, se ha convertido en mercancía escasa, y quien no conoce el truco —o al que lo maneja— no embarca. Así de sencillo. Aquí no hay errores técnicos ni cuellos de botella. Aquí lo que hay es una mafia digital en zapatillas de estar por casa, operando de madrugada como ladrones de oxígeno. ¿Quieres cita? Paga. ¿Quieres entrar? Conoce a alguien. ¿No tienes nada de eso? Te jodes.

 

Y mientras en Madrid se hacen los suecos y en Bruselas hablan de cooperación con el Sahel con la boca llena de diplomacia, en Las Palmas se van apagando las luces de la sanidad privada, ese sector que nunca pidió ayudas, que no salió en las pancartas ni se coló en los mítines, pero que daba empleo, curaba cuerpos, llenaba camas y facturaba impuestos. Lo único que pedía era que los dejaran trabajar. Y ni eso.

 

“Venían con sus informes, sus diagnósticos, sus euros en la mano. Se quedaban tres semanas, seis meses. Oncología, fertilidad, nefrología infantil. No eran ilegales, no eran pobres, no eran sospechosos. Eran pacientes. Y ya no vienen”, dice un médico con bata arrugada y voz rota.

 

Pero claro, ¿a quién le importa eso? A nadie. Porque los mauritanos no votan. Y porque Canarias, salvo para el turismo de mojito y chancla, no existe. Y porque los visados se tramitan en origen, sí, pero en un origen donde el Estado español no pone orden ni voluntad. Y eso, hermano, no es burocracia. Eso es abandono. Es dejación. Es una España que va por el mundo vendiendo cooperación y regalando banderas, pero que no es capaz de gestionar ni un puñetero visado para que un niño llegue a tiempo a su revisión médica.

 

El colmo es que todo esto ocurre justo cuando Pedro Sánchez pisa Mauritania, para hablar de “estrategia africana”, como si esto fuera una partida de Risk. ¿Qué va a decir? ¿Que la sanidad privada de Gran Canaria se muere porque su consulado no da la talla? ¿Que mientras él se fotografía con sonrisas oficiales, hay doctores mirando el reloj en la isla porque nadie viene?

 

Esto no es un error del sistema. Es el sistema en estado puro. Un sistema que ni ve ni oye ni responde. Que deja escapar una oportunidad de oro para que Canarias se especialice en turismo sanitario africano. Pero no. Mejor dejarlo morir, que ya vendrán los suecos y los alemanes con el protector solar.

 

Y mientras tanto, en los centros médicos de Las Palmas, las sillas siguen vacías. Las citas canceladas. Las historias clínicas incompletas. El mensaje es claro: si nadie reacciona, otros destinos —con más respeto, más visión o simplemente más vergüenza— se llevarán este flujo de pacientes legales, solventes y fieles que Gran Canaria ha perdido por mirar para otro lado.

 

Aquí no hay víctimas silenciosas. Hay silencio institucional. Y la sanidad privada, que no hace ruido porque está acostumbrada a trabajar, ya empieza a hartarse.

 

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