El Cabildo de Gran Canaria acaba de aprobar la ampliación del Parque Urbano de Sonnenland, en San Bartolomé de Tirajana, con una inversión pública de cuatro millones de euros, asumida íntegramente por la institución insular. Una operación de calado –200.000 metros cuadrados de superficie prevista– que no solo plantea un nuevo pulmón verde en el sur turístico de la isla, sino que encierra una lectura política que va más allá del urbanismo y las zonas verdes.
La actuación, gestionada desde la Consejería de Cooperación Institucional que dirige el veterano Carmelo Ramírez (Nueva Canarias), se presenta como el primer movimiento serio en la reconfiguración del tablero político en el sur grancanario. El Consejo de Gobierno Insular aprovechó también para introducir la modificación de otras siete inversiones menores (127.948 euros), el envoltorio perfecto para camuflar la pieza clave del ajedrez.
Porque mientras el ciudadano ve bancos, césped y pistas deportivas, en los despachos se ve poder territorial. Nueva Canarias toma la delantera en San Bartolomé de Tirajana, un municipio estratégico que sigue sin encontrar estabilidad política tras años de mociones, bloques partidos y alcaldías volátiles. Frente a eso, Primero Canarias (Prica), proyecto emergente con aspiraciones insulares, anda buscando cobertura política en el sur, intentando sumar respaldo municipal en tierra de nadie. Pero por ahora, la foto es inequívoca: Carmelo pisa primero.
Y lo hace con un estilo clásico: inversión directa, marca de partido y obras visibles. Nada de mesas de diálogo ni promesas etéreas. Cuatro millones en obra pública, y que hable el hormigón.
La ampliación del parque es, sin duda, una buena noticia para los vecinos. Pero no se engañen: es también una operación quirúrgica de posicionamiento político. En un sur turístico donde la confianza institucional cotiza a la baja, quien logra inaugurar obras útiles y poner el cartel antes de la foto ya tiene medio camino hecho hacia las urnas. El resto, como siempre, son árboles. O mejor dicho: excusas para plantar bandera.