En un contexto donde Canarias se consolida como un destino turístico de referencia internacional, destaca la evolución comercial de Castilla y León, que ha incrementado sus exportaciones a Canarias en los primeros cinco meses de 2025. Esta evolución demuestra la pujanza económica regional y la importancia de los flujos comerciales nacionales e internacionales para sostener sectores clave como el turismo.
Castilla y León mantiene importantes relaciones comerciales con las islas exportando productos variados que, indirectamente, llegan a Canarias para abastecer la creciente demanda turística, tanto en alimentación, productos agroalimentarios y manufacturas, como en otros bienes necesarios para mantener la infraestructura turística de las islas.
Sin embargo, mientras crece el intercambio económico y comercial, en Canarias persiste una polémica social que pone en jaque la cohesión regional: el rechazo a la llegada de menores extranjeros no acompañados (MENAS), especialmente aquellos procedentes de territorios peninsulares como Castilla y León.
Castilla y León exporta a Canarias alimentos y vinos reconocidos como los de Ribera del Duero y Rueda, carnes de cerdo ibérico y vacuno, quesos artesanales, legumbres, cereales y productos lácteos, todos muy valorados en la restauración turística de Canarias. Además, la región suministra productos agroindustriales como aceite de oliva y derivados cárnicos curados, incluyendo jamones y embutidos.
Pero no quiere a los menas de las islas. Y eso que si a Canarias le va mal, a ellos también. Este rechazo refleja una tensión entre la necesidad de Canarias de proteger sus recursos sociales y culturales, y la responsabilidad institucional y humana ante flujos migratorios complejos. La sociedad canaria reclama que la gestión migratoria sea respetuosa con sus particularidades y que no se convierta en una carga desproporcionada para sus recursos, en un territorio que ya enfrenta retos de sostenibilidad social y económica vinculados al turismo masivo y a la presión demográfica.