Se llama Mercalaspalmas pero vive del sur de Gran Canaria. Antes que el primer sol asome por el horizonte salpicado de sal y salitre, mientras Maspalomas aún duerme el sueño pesado de su turismo efímero, un latido diferente, más primario y esencial, despierta en el corazón de la isla. Es el pulso de Mercalaspalmas, un laberinto de muelles y básculas donde la necesidad y la abundancia se dan la mano en la penumbra. Aquí, entre el sudor de los cargadores y el aroma agridulce de la mercancía, se decide el destino frutal de cada paladar, desde el más humilde hogar hasta la mesa más opulenta de los complejos turísticos. La fruta, esa promesa de dulzura, inicia aquí su viaje, un periplo cuyo coste, medido en euros y kilos, es la verdadera médula de su existencia.
Así, el eco de los precios de Mercalaspalmas resuena en cada desayuno, cada almuerzo, cada cena que se sirve en Maspalomas. La mano invisible del mercado dibuja el perfil de la oferta turística, dictando qué exquisiteces adornarán los postres, qué jugos refrescarán la garganta. El comprador, ese estratega silencioso del resort, navega entre estos números, consciente de que cada céntimo es un baile entre el deseo del huésped y la realidad del coste. Una danza, en definitiva, que asegura que el festín en la mesa del turista sea no solo un placer para el paladar, sino el fruto de un esfuerzo invisible y un sistema complejo que no descansa jamás.
Monedas verdes y oro dulce
El aguacate, ese fruto que huele a tierra y a promesa, es el primero en dictar su ley. Si el Hass se alza con la corona de los exquisitos, su precio, entre 8.05 euros y 8.15 euros/kg, lo confirma como el oro verde para los desayunos selectos y los gazpachos más cotizados. Hay un volumen considerable de este esplendor, más de 400 kilos, que no engañan sobre su reinado. El Aguacate Fuerte, más democrático, se desliza por 5.90 euros-6.00 euros/kg, inundando los bufés de los hoteles con su pulpa generosa. Otras variedades, más discretas, dan el pego por 3.40 euros-3.50 euros/kg, cumpliendo su función sin alardes.
La geografía del deseo también se palpa en el aliento de los trópicos. El Mango Kent, con su promesa de néctar exótico, se despacha por 5.66 euros y 5.76 euros/kg, un precio que no asusta a quienes buscan ofrecer el lujo en su estado más puro. Pero si hay una reina de las mesas de gala, esa es la Piña Golden Sweet, cuyo brillo dorado exige entre 7.19 euros y 7.29 euros/kg, un tributo justo para su dulzura embriagadora. Pequeños tesoros como la Guayaba (3.80 euros-3.90 euros/kg) o el misterioso Zapote (2.90 euros-3.00 euros/kg), junto al venerable Higo Verdal (8.40 euros-8.50 euros/kg), son las pequeñas sorpresas, el guiño al paladar que busca lo insólito.
Caprichos perecederos
Hay frutas que son un suspiro, un lujo efímero que se paga a precio de oro. El Fresón, con su rojez tentadora, alcanza los 9.90 euros-10.00 euros/kg, un capricho para el paladar, un desafío para la contabilidad. Las cerezas, esas joyas mínimas, danzan entre los 5.90 euros-6.00 euros/kg, sin importar si son Burlat o Picota. Son el adorno que pocos ven, el detalle que muchos aprecian en silencio.
La espina dorsal: Cítricos
No todo es excentricidad. En el grueso del mercado, los cítricos y las pomáceas (manzanas y peras) son la base inalterable, los jornaleros de la frutoteca. Naranjas de todas las lunas (Lane Late, Navel, Valencia Late) y limones (Fino, Verna) mantienen su compromiso con la constancia, oscilando entre 1.25 euros y 1.60 euros/kg. Son la sangre que corre por las venas de las cocinas, la base innegociable de zumos y aderezos. Las manzanas y peras, en su variada estirpe, ofrecen un refugio seguro para todos los bolsillos, moviéndose entre 1.72 euros y 2.90 euros/kg. Son la seguridad, la fruta que nunca falta.
Plátano de Canarias
Y luego está el Plátano de Canarias, el hijo predilecto de esta tierra, cuya omnipresencia en cada mesa turística es una declaración de identidad. No se trata solo de un precio, sino de un orgullo. Desde los 1.55 euros-1.65 euros/kg para la 2ª Categoría, que nutre la ingente maquinaria hostelera, hasta los 2.10 euros-2.20 euros/kg de la Extra, destinado a los paladares más exigentes, pasando por el estándar de la 1ª Categoría (1.93 euros-2.03 euros/kg). Cada kilo es un latido de la tierra, un pedazo de la isla que viaja al plato del visitante.
Melones y sandías
Con el calor apretando, la necesidad se vuelve sed. Y aquí es donde los melones y las sandías entran en escena, como promesas de frescura. Las sandías, con o sin semillas, se ofrecen a precios casi irrisorios, entre 1.03 euros y 1.14 euros/kg, garantizando un torrente de hidratación para las piscinas y los bufés. Los melones, más complejos en su oferta, varían desde los 2.06 euros-2.16 euros/kg del Piel de Sapo hasta los 4.10 euros-4.20 euros/kg del Galia, cada uno aportando su matiz al fresco de una tarde canaria.
