En Maspalomas, donde el sol es un bien tan tangible como el hormigón de sus complejos turísticos, la existencia se despliega bajo la promesa de una libertad sin ataduras. Sin embargo, bajo esa superficie de ocio y deleite, se libra una batalla sorda, casi invisible, entre la ambición de lo particular y la mano férrea de la norma. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias, con la fría precisión de sus señorías, ha dictado sentencia hace pocas fechas, y en sus líneas se lee una verdad que resuena más allá de los despachos judiciales: en ciertos rincones del paraíso, la libertad tiene un precio que no se mide en euros, sino en la tozudez de un principio inamovible.
La historia la protagoniza Tendencia Live S.L., una entidad que, con la astucia del emprendedor moderno, vio en un apartamento del Complejo Tisalaya Park, en el Campo Internacional de Maspalomas, la oportunidad de una "vivienda vacacional" bajo el nombre de 'Strahouse'. Una apuesta por la flexibilidad, por la rentabilidad individual de un trozo de ladrillo bajo el sol. Pero el Cabildo Insular de Gran Canaria, con su Patronato de Turismo como brazo ejecutor, no lo vio del mismo modo. En noviembre de 2023, un decreto fulminante sentenció la "imposibilidad de continuar con el ejercicio de la actividad". Un cerrojazo administrativo que, para Tendencia Live, era una afrenta directa a su negocio.
La batalla, como era de esperar, se trasladó a los tribunales. El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 3 de Las Palmas desestimó, en julio de 2024, las pretensiones de la mercantil. La primera escaramuza, perdida. Pero el ímpetu de la inversión no se doblega tan fácilmente. La apelación al Tribunal Superior de Justicia era el siguiente asalto.
La Ley del Complejo: Donde el cese del explotador no rompe el conjunto
La esencia de la disputa es tan simple como implacable: ¿Puede un apartamento, concebido dentro de un complejo turístico, despojarse de su identidad colectiva y operar por libre como vivienda vacacional? Tendencia Live S.L. argumentaba que el complejo Tisalaya carecía ya de un explotador turístico único, que incluso nuevos planes urbanísticos habían despojado al suelo de su carácter puramente turístico. Si el "operador" ha cesado, si la "licencia de apertura y clasificación turística" ha desaparecido, ¿por qué no volar en solitario? La lógica del empresario frente a la rigidez de la norma.
Sin embargo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo, presidida por la Ilma.. Sra. Dª Inmaculada Rodríguez Falcón y con Dª María de las Mercedes Martín Olivera como ponente, ha sido cristalina en su veredicto. Con una contundencia que no admite fisuras, desestimó el recurso de apelación de Tendencia Live S.L. La razón, sencilla y lapidaria: el principio de la "unidad de explotación".
Este Tribunal ya se había pronunciado sobre un caso "idéntico" en el mismo Complejo Tisalaya Park hace apenas unos meses, en febrero de 2025. Y la sentencia nueva reitera esa verdad inamovible: Tisalaya Park está registrado y dado de alta como "apartamentos turísticos", y en ese registro, la "unidad de explotación" es un principio que no se negocia. Da igual que el explotador turístico haya cesado; la condición intrínseca del complejo, su destino diseñado para una gestión única, prevalece sobre el deseo individual de cada propietario. No se trata de si hay o no hay un hotelero, sino de la naturaleza misma del suelo y del complejo.
En definitiva, la ley ha hablado. La aspiración de monetizar un apartamento bajo el formato de vivienda vacacional, por más legítima que parezca en la economía digital, ha chocado con la persistencia de una planificación que concibe ciertos espacios turísticos como entidades indivisibles. La sentencia, dictada a 21 de mayo de 2025, impone además las costas a la parte apelante, hasta un límite de 900 euros. Un pequeño coste monetario para una gran lección: en la maquinaria del turismo de Maspalomas, las reglas del juego están escritas, y el sol, por más que abrase, no las derrite. La partida podría tener una última jugada, un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. Pero, por ahora, el eco que resuena en los pasillos de la justicia es claro: la unidad de explotación en el paraíso de Maspalomas, por más que se intente subvertir, se mantiene inquebrantable.