Si algo está claro, es que el paraíso ya no es barato. Y el que quiera quedarse, tendrá que competir con el mundo. El sol del sur de Gran Canaria no solo brilla para los turistas, también calienta un mercado inmobiliario que vuelve a ser codiciado por compradores internacionales. Según el índice Bjurfors España, en mayo los precios de la vivienda en Canarias crecieron un 1,9 % mensual y un 18,2 % interanual, situando al archipiélago entre los territorios con mayor revalorización del país. Aunque el informe no desagrega por islas ni municipios, el sur de Gran Canaria —Maspalomas, Playa del Inglés, Meloneras o San Agustín— concentra una parte sustancial del interés escandinavo.
La tormenta perfecta: alquiler vacacional, escasa oferta y nueva demanda global
Lo que se vive en el sur insular no es una moda pasajera, sino el resultado de una tormenta perfecta: una oferta limitada de obra nueva, presión creciente de los alquileres turísticos y una nueva oleada de inversores globales. A la tradicional demanda de británicos y alemanes se suman ahora suecos, estadounidenses, emiratíes y hasta polacos con altos perfiles adquisitivos. El resultado: muchos inmuebles se venden antes de llegar siquiera al mercado abierto. Operaciones directas, discretas y con precios al alza.
Mientras tanto, la construcción de vivienda nueva se mantiene contenida y los precios medios en Canarias ya superan los 3.000 €/m², según Bjurfors. Muy por encima del promedio nacional (2.391 €/m²) y de regiones como Valencia o Tarragona.
Mayo intenso: operaciones cerradas y pocas oportunidades a la vista
“Se trata de un mercado cada vez más selectivo, donde el que llega tarde paga más”, explican desde la agencia sueca. Y añaden un dato relevante: la corona sueca se ha fortalecido frente al euro, lo que actúa como un incentivo adicional para el comprador nórdico. En la práctica, adquirir vivienda en España supone hoy un “descuento” cercano al 5 % para quienes compran con coronas.
En este contexto, mayo ha sido un mes de alta intensidad operativa: muchas visitas, muchas ofertas, muchas ventas. Pero también de aumento en las tensiones urbanísticas en zonas como Mogán o San Bartolomé de Tirajana, donde la convivencia entre residentes y turistas se ve cada vez más comprometida por la presión inmobiliaria.
¿Hasta dónde puede llegar la escalada?
Bjurfors estima que los precios podrían subir entre un 5 % y un 10 % adicional durante 2025, impulsados por la escasez de suelo, el auge del alquiler a corto plazo y una demanda internacional cada vez menos sensible al precio. A largo plazo, el sur de Gran Canaria parece destinado a consolidarse como uno de los polos inmobiliarios más cotizados del país, pero el reto será evitar que esa fiebre por el ladrillo deje fuera del tablero a los residentes locales.
