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MASPALOMASEntre plásticos y certezas: patrullas del reciclaje en el sur de de Gran Canaria

Entre plásticos y certezas: patrullas del reciclaje en el sur de de Gran Canaria

G. H. Maspalomas24 Sábado, 02 de Agosto de 2025

Una mañana cualquiera de verano de 2025 en Tunte no lo es tanto cuando al doblar una esquina aparece una patrulla que no lleva placa ni arma, sino palabras. Palabras para explicar que no todo cabe en una bolsa, que separar no es dividir, sino cuidar. Son los agentes de la Fundación Canarias Recicla, de Tenerife, que han salido a pie por las calles del casco antiguo de San Bartolomé de Tirajana y por el entramado de viviendas que aún respira bajo el sol abrasador de Maspalomas.

No vienen a multar, sino a escuchar. A veces, eso es más difícil. Porque no hay manual que enseñe a una señora mayor a distinguir entre un envase de yogur y uno de mantequilla. Pero lo intentan. Y mientras lo hacen, reciben una lección doble: la que no está escrita en ningún folleto. La de los vecinos que abren la puerta no solo al cubo de basura, sino a sus preguntas, sus quejas, su forma de vivir.

Es una campaña nacional —eso pone el papel—. Pero cuando se baja al terruño, cuando se pisa el polvo del barranco y se conversa con quien lleva años lidiando con contenedores rotos o sin saber dónde van los bricks, entonces todo cobra otra dimensión. Más humana. Más política. Más cercana.

Dicen que esta es la economía circular. Pero aquí, en el sur de Gran Canaria, lo circular es el regreso eterno de los problemas sin resolver: contenedores mal ubicados, falta de pedagogía, residuos turísticos que nadie asume, y una sensación generalizada de que todo es demasiado lento para un mundo que consume demasiado rápido.

Y, sin embargo, ahí están. Jóvenes y no tan jóvenes que creen en lo que hacen, aunque a veces tengan que repetir mil veces la diferencia entre el contenedor azul y el amarillo. Porque, más allá del plástico, lo que intentan reciclar es la conciencia. Y eso sí que es una tarea heroica. La Fundación lo llama 'Movimiento Imparable'. Tal vez lo sea. Aunque aquí, bajo el sol y la calima, lo que se impone no es el lema, sino la constancia. El trabajo sin ruido. La pedagogía del tú a tú. En una plaza, en un portal, en un descampado. Porque solo así —sin prisas, sin sermones, sin superioridad— se construye un futuro que no huela a vertedero.

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