Martes, 23 de Septiembre de 2025
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TURISMOGolpe al mercado del lujo: La 'humilde' mansión de 900.000 euros en Maspalomas en manos de okupas

Golpe al mercado del lujo: La 'humilde' mansión de 900.000 euros en Maspalomas en manos de okupas

G.H. Maspalomas24h Jueves, 07 de Agosto de 2025

Monte León, Maspalomas, es un territorio sagrado del lujo, un santuario donde la tranquilidad se mide en metros cuadrados y el aire que se respira tiene el precio de una hipoteca. Y es en este edén de los privilegiados donde el mundo, en su infinita y grotesca ironía, nos ofrece una parábola moral en forma de chalet pareado. Un inmueble de 900.000 euros que el anunciante presenta con una suerte de púdica humildad, sin gritar su precio a los cuatro vientos, como quien pide perdón por la opulencia. Pero hay un detalle en la ficha que rompe con la pulcra coreografía de la venta: "ocupada ilegalmente". Y en esa frase, que es apenas una nota a pie de página, se condensa toda la farsa del capital y la vida que se le rebela, un acto de insurrección que convierte la mercancía en un simple espacio para vivir.

El chalet, construido en 2024, es un monumento al confort de nuestro tiempo: 155 m², cuatro dormitorios, tres baños, orientación sur. Un lienzo en blanco para la vida perfecta, pero un lienzo que alguien, con un acto tan sencillo como cambiar la cerradura, ha decidido manchar. El anuncio, con su lenguaje de evasión, nos habla de "diseño moderno", de "vistas espectaculares al mar, golf y entorno natural", de "urbanizaciones privadas", como si el paraíso pudiera comprarse por partes y la soledad de la riqueza fuera un jardín. Pero la "información legal", que se lava las manos ante cualquier "inexactitud involuntaria", no puede maquillar la gran verdad del asunto: que un paraíso de un millón de euros puede ser, en la práctica, la nada.

Y es en esa "nada" donde la crónica encuentra su centro. ¿Quiénes son los ocupantes? No lo sabemos. ¿Y si son sus propios dueños que se quedaron atascados con la hipoteca? Solo sabemos que han subvertido la ley del mercado con un simple y radical gesto: el de habitar. Es como si el ladrillo, al ser despojado de su valor monetario, recuperara su función original: ser un refugio. El chalet, con su garaje incluido y su calefacción individual, ha dejado de ser una inversión para convertirse en una vivienda. Una vivienda que existe fuera de la lógica del mercado, que se ríe de las hipotecas y de los sueños de la clase media alta. La verdadera historia no está en el precio ni en los metros cuadrados, sino en la poesía del acto: el de ocupar un castillo de la modernidad y demostrar, con la simple y humilde existencia, que una mansión es, al final del día, solo una casa.

Del chalet millonario al piso de 99.000€: la okupación se democratiza

Si la noticia del chalet de 900.000€ en Monte León nos ofrecía la fábula moral de la resistencia del desheredado ante el imperio del ladrillo, una mirada más atenta al mercado nos muestra que aquella no era más que la punta del iceberg. El fenómeno se ha democratizado, la rebelión se ha extendido por el sur de la isla. La "okupación" ya no es un acto exclusivo para tomar posesión de un palacio moderno; ha bajado de las colinas para instalarse en los pisos y los adosados de precio más modesto, con una lógica implacable que no entiende de lujo ni de exclusividad.

El inventario es fascinante, casi un catálogo del absurdo. A aquel chalet de lujo le sigue un adosado en complejo Grimanesa de apenas 39 m², una jaula para vivir, y luego un piso en San Fernando de 199.000€, y dos más en El Tablero que, con sus 170.000€ y 140.000€, nos demuestran que el problema no entiende de clases. La joya de la corona, el clímax de esta historia, llega desde Puerto Rico, en el municipio de Mogán, donde un piso de 99.000€, un espacio que es poco más que un cuarto con cocina, viene con la nota que lo define todo: "VIVIENDA OCUPADA. DESOCUPACION INCLUIDA EN EL PRECIO". Y el remate, la guinda del pastel, la negación absoluta de la lógica: "No se puede visitar el interior del inmueble".

En estas cifras y en estas notas de desesperación, se revela la verdadera naturaleza del asunto. La okupación ya no es solo una provocación, sino una condición del mercado, una variable que los especuladores deben calcular y que los notarios deben certificar. Un piso se vende no por lo que es, sino por la promesa de que, un día, después de un arduo proceso, podrá ser utilizado. La vida se ha detenido en el interior de esas viviendas mientras que, en el exterior, los números y los porcentajes siguen su danza macabra. Y el acto de rebeldía, el de habitar por la fuerza, se ha convertido en el fantasma que recorre los anuncios de venta, una nota que, más que alarmar, ya forma parte del paisaje habitual, el precio de la utopía en el sur de Gran Canaria.

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