Martes, 23 de Septiembre de 2025
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TURISMOBalance de resultados: Maspalomas ya tiene precio y dueño, y sus dividendos huelen a mar y a billetes

Balance de resultados: Maspalomas ya tiene precio y dueño, y sus dividendos huelen a mar y a billetes

YURENA VEGA - MASPALOMAS24H Jueves, 07 de Agosto de 2025

Aquí, en la orilla del paraíso, no hay datos, solo la resaca de las cifras. Los informes de los analistas, esas viejas profecías con números en lugar de augurios, nos llegan como el eco de un oleaje distante. Y en ellos, entre el lenguaje aséptico y los porcentajes de crecimiento, se esconde la verdad del turista: que su felicidad, al fin y al cabo, es un asunto de economía, de tipos de interés y de inflación. La Gran Canaria de los hoteleros, de los que se hacen de oro, es una tabla de Excel que se expande o se contrae al dictado de los bancos de inversión.

Los profetas de Goldman Sachs, con la frialdad de quien diagnostica una enfermedad, pronostican que el PIB del Reino Unido crecerá apenas un 1,2% en 2026. Es un número que, en el lenguaje de los mortales, significa una ralentización, una marcha atrás en el ímpetu del consumo. La alegría británica, esa que llena de ruido y de 'todo incluido' las playas de Maspalomas, está atada a la cuerda de la economía. Y los mismos profetas, los de Goldman Sachs, nos advierten de que la libra se desplomará hasta los 1,09 frente al euro, un precio más bajo que el de un cóctel de dudosa procedencia. Es la crónica anunciada de un naufragio: la caída de una divisa que se llevará por delante el poder adquisitivo del turista, el último eslabón de esta cadena. El 'aterrizaje suave', que tan bien sonaba en la boca de los empresarios, es en realidad la caída controlada de un globo que ha perdido el gas de la riqueza.

Los alemanes, por su parte, parecen escapar al desastre con su proverbial prudencia. La Unión Europea y otros institutos económicos predicen un crecimiento del PIB del 1,1% para Alemania en 2026. Es un número modesto, pero al menos no huele a recesión. La inflación, según el Bundesbank, podría caer hasta el 1,5% en 2026, una cifra que suena a paraíso fiscal. El turista alemán, el que planifica y gasta con la precisión de un reloj suizo, vendrá a la isla con el peso de la incertidumbre económica en su maleta, pero lo hará con la esperanza de que su economía, a diferencia de la británica, no se desmorone. Su gasto no es un acto de pasión, sino de cautela, de la fe en un sistema que le garantiza que su inversión en sol y en cerveza no terminará siendo una ruina.

Al final, esta crónica no trata sobre turistas, sino sobre variables. El paraíso es la suma de los "tipos de interés", la "inflación" y el "crecimiento del PIB". El hotelero, ese nuevo terrateniente de la felicidad, ya no vende estancias: vende estabilidad económica en un mundo de vaivenes. La alegría del turista, esa que llena las playas, es una cifra más en su balance de beneficios, un dividendo que se cobra en euros. Y el mar, que antes era de todos, es ahora el telón de fondo de una guerra de números en la que, como siempre, los que se hacen de oro son los que manejan los informes y no los que se bañan en él.

Mira cómo los analistas explican la economía alemana en este video. Se prevé un incremento del PIB en un 1,5% para 2026.

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