Entender la economía británica es, en gran medida, entender el pulso de Maspalomas. El visitante del Reino Unido representa en torno al 28% del total de llegadas turísticas a San Bartolomé de Tirajana, lo que se traduce en más de 750.000 estancias anuales. Su gasto agregado ronda los 900 millones de euros al año, pero su comportamiento varía en función de tres variables clave: el tipo de cambio libra-euro, la confianza del consumidor en Reino Unido y la elasticidad del gasto vacacional. Una caída del 5% en la libra frente al euro puede recortar el gasto medio por persona y día en destino de 86 a 73 euros, un impacto que se siente de inmediato en hostelería y comercios.
En los últimos años, el perfil británico en Maspalomas ha evolucionado: del cliente de “todo incluido” al que combina alojamiento con gasto selectivo. Según datos de 2024, un 42% de los británicos opta por media pensión y dedica de media 27 euros diarios a restauración fuera del hotel. La inflación en Reino Unido, que se situó en 4,1% interanual en el último trimestre, y la volatilidad de la libra han moderado el gasto impulsivo: cuando la moneda británica pierde fuerza, la caída en consumo fuera del hotel puede superar el 15%.
El turista británico, sobre todo jubilados y parejas sin hijos, prioriza “valor por dinero” frente a precio absoluto. Este segmento gasta de media 1.250 euros por estancia de dos semanas, mientras que el viajero joven y de bajo coste apenas supera los 650 euros en el mismo periodo. En ambos casos, la percepción de calidad y autenticidad es clave: un establecimiento con buena reputación online puede aumentar el gasto por cliente en hasta un 20% frente a uno sin presencia digital.
Maspalomas cuenta con dos bazas estructurales: alta fidelidad y segmentación natural del gasto. Un 38% de los británicos repite destino en los últimos tres años, con estancias medias de 10,7 noches. Playa del Inglés concentra el ocio nocturno y atrae a un perfil de gasto diario en torno a 68 euros, mientras que Meloneras capta al turista de alto poder adquisitivo, con medias que superan los 140 euros diarios. El golf, en particular, genera un gasto adicional de 250 a 300 euros por persona y semana.
En 2025, con la economía británica creciendo a un ritmo débil del 0,6% anual y salarios reales estancados, se prevé que el turista británico en Maspalomas reduzca un 7-10% sus compras impulsivas en destino. El gasto en restauración conocida o recomendada subirá hasta representar el 62% del presupuesto de comidas fuera del hotel, y aumentará la sensibilidad a cambios en tarifas como el IGIC o el transporte. Aun así, el flujo no se detendrá: las vacaciones en climas cálidos siguen siendo percibidas como un bien casi esencial, y los británicos seguirán destinando entre el 8% y el 9% de su renta disponible anual a viajes internacionales.
Para Maspalomas, el reto y la oportunidad están claros: comunicar precios en libras, reforzar la percepción de valor y ofrecer experiencias planificables que permitan al británico sentir que controla el gasto. Si se hace bien, no solo se mantendrá la cuota frente a rivales como Algarve o Chipre, sino que el gasto medio podría subir un 3-4% incluso en un contexto de libra débil.