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MASPALOMASEl sermón reciclado de Ecoembes entre las sombrillas de Maspalomas

El sermón reciclado de Ecoembes entre las sombrillas de Maspalomas

Gara Hernández - M24h Sábado, 16 de Agosto de 2025

En las arenas calientes de Maspalomas, donde el sol cae como un martillo y los turistas se fríen con la alegría del que no sabe lo que pisa, ha aterrizado el último invento del márketing verde: las Patrullas Ambientales de Ecoembes. Un ejército de chalecos fluorescentes que se pasea entre bañistas con la misión divina de enseñarles a distinguir entre el contenedor azul y el amarillo. Como si el problema del plástico se resolviera con pedagogía de parvulario. A los extranjeros no se acercan mucho estas patrullas, el sermón se los llevan los canarios, mayormente.

Ecoembes, esa SGAE de los residuos, ha decidido que el sur de Gran Canaria necesita reeducación. Y lo hace con una campaña que huele a nota de prensa reciclada, con hashtags que suenan a eslogan de detergente: #MovimientoImparable, #EconomíaCircular. Palabras grandes para acciones pequeñas. Porque mientras los voluntarios reparten folletos y sonrisas, los chiringuitos siguen sirviendo cañas en vasos de plástico y las papeleras rebosan como si fueran monumentos al exceso.

La iniciativa, dicen, es nacional. Pero aquí, en San Bartolomé de Tirajana —lo llaman "ayuntamiento local", ni la nota de prensa se atreve a escribir entero—, se ejecuta con la precisión burocrática de una obra llave en mano. Una fundación de Tenerife pone la cara, Ecoembes pone el logo, y el Ayuntamiento pone el silencio. Todos contentos. Menos la playa.

“La educación ambiental es esencial”, aseguran. Como si el turista que viene a Maspalomas estuviera esperando una clase magistral entre mojito y mojito. Como si el problema fuera la ignorancia y no el modelo. Como si bastara con saber dónde va el brick para que el mar deje de vomitar microplásticos a las costas canarias desde el frío norte de Europa del que proceden las corrientes que traen esos 'desperfectos' de la modernidad. Y mientras tanto, el Atlántico observa, indiferente. Las olas siguen rompiendo contra la orilla, llevándose los discursos y devolviendo latas oxidadas. Porque aquí, en la frontera entre el sol y el cemento, la sostenibilidad es un decorado. Y Ecoembes, con su patrulla de buenas intenciones, es solo otro actor en esta comedia de verano.

 

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