Que Maspalomas reciba 5,5 millones de fondos europeos Next Generation para mejorar la resiliencia turística suena a titular bonito… pero detrás de la foto oficial hay mucho marketing verde y pocos resultados concretos. La receta del Cabildo es sencilla: poner en valor las dunas y fomentar la sostenibilidad… mediante vídeos y audioguías multilingües. Sí, habéis leído bien: la arena no se protege caminando sobre ella, sino escuchando con auriculares que es frágil.
Raúl García Brink, consejero de Medio Ambiente, Clima, Energía y Conocimiento, insiste en que los contenidos buscan acercar la riqueza ambiental, paisajística y cultural. Traducido al lenguaje real: que los turistas no puedan alegar ignorancia mientras destrozan el campo dunar con sandalias, móviles y carritos de helados. Todo muy inmersivo, todo muy digital… y todo muy Instagramable.
El plan también incluye marcar senderos transitables, instalar placas solares en aparcamientos, carriles bici en Meloneras y puntos de recarga para coches eléctricos. Porque nada dice “resiliencia” como pedalear entre dunas mientras un Tesla se recarga al lado y tú escuchas un audioguía que te explica cómo no pisar la arena.
El contrato, dividido en dos lotes y dotado de 27.914,30 euros, garantiza traducciones, códigos QR y vídeos promocionales. Todo muy inmersivo y muy “experiencia de calidad”… para que los turistas aprendan que la sostenibilidad hoy se mide en Wi-Fi y aplicaciones móviles, no en decisiones reales de conservación.
En Maspalomas, parece que la naturaleza solo se salva digitalmente. Las dunas seguirán ahí, claro, pero ahora con auriculares, códigos QR y selfies sostenibles. Todo muy verde, muy tecnológico y, por supuesto, todo muy Next Generation.