La presencia del camello canario en Maspalomas, la única raza de camello autóctona en Europa y en peligro de extinción, no solo tiene valor cultural y turístico: también desempeña un papel clave en la conservación de la fauna silvestre de las Islas Canarias.
Un estudio publicado en CABI Agricultura y Biociencia por Juan Manuel Gil Sánchez, Carlos Iglesias Pastrana, Elena Velado Alonso, María del Rosario Fresno Baquero, Juan Vicente Delgado Bermejo y María Esperanza Camacho Vallejo analiza cómo las granjas de camellos influyen en la riqueza de especies animales alrededor de sus instalaciones. Los resultados revelan que dentro de un radio de 1 kilómetro de las explotaciones camélidas existe una mayor diversidad de mamíferos, aves, arácnidos y moluscos, incluidas especies oficialmente protegidas.
Según los autores, la gestión sostenible de estas granjas podría fortalecer la conservación de los ecosistemas locales. “El camello no solo es un recurso cultural y económico, sino que su pastoreo selectivo y su presencia en rutas ecoturísticas contribuyen a mantener equilibrados los paisajes y la biodiversidad circundante”, explican. Además, factores bioclimáticos locales también juegan un papel determinante en los patrones espaciales de la fauna silvestre.
El estudio destaca que las prácticas de manejo extensivo y semi-intensivo de los camellos permiten que estos herbívoros interactúen de manera equilibrada con la vegetación y la fauna locales, favoreciendo la proliferación de especies como la avutarda hubara, entre otros animales silvestres. Incluso se ha observado que el estiércol de camello funciona como recurso alimenticio para insectos durante las sequías, reforzando la cadena trófica.
Aunque los investigadores reconocen limitaciones, como la ausencia de áreas de control comparativas, consideran que este trabajo ofrece una base sólida para futuras estrategias de conservación y gestión agroecológica en las islas. Asimismo, sugiere que las granjas de camellos podrían actuar como “especies paraguas”, protegiendo indirectamente a múltiples especies locales mientras se preserva un legado cultural único.
En palabras de los autores: “Reconocer las granjas de camellos como centros ecológicos permite combinar la productividad agrícola con la conservación de la biodiversidad, fomentando paisajes multifuncionales que equilibran la economía, la cultura y el medio ambiente”.
Este estudio refuerza la importancia de un enfoque multidisciplinar que integre ecología, agronomía y ordenación territorial para maximizar los beneficios ambientales de la cría de camellos en Canarias y, potencialmente, en otros ecosistemas áridos o semiáridos del mundo.