Si desarrollar un suelo en el sur de Gran Canaria ya se le acerca a medio siglo, imagine Marruecos.
Montebalito, la promotora inmobiliaria con raíces en el sur de Gran Canaria, atraviesa un momento agridulce. A pesar de haber cerrado el primer semestre de 2025 con un beneficio neto de 960.000 euros —un 55,93% más que en el mismo periodo del año anterior—, la compañía se ha visto obligada a encajar la expropiación de un terreno de gran valor estratégico en Marruecos, ejecutada bajo el amparo del artículo 33 de la Constitución marroquí.
Se trata de un suelo situado en la zona de Tánger, pieza clave en la expansión internacional de la empresa, cuyo justiprecio fue revisado al alza el pasado ejercicio, aportando entonces ingresos extraordinarios que hoy ya no están presentes.
La firma, especializada en desarrollo inmobiliario, logró entre enero y junio unos ingresos de 3,4 millones de euros, un 78% más que en 2024, con un margen bruto que ascendió a 1,46 millones, creciendo un 102,9%. Su negocio más rentable sigue siendo el inmobiliario puro, que representa el 85% de las ventas, mientras que la división de alquileres experimentó un leve retroceso del 0,57%, afectada por la caída en República Dominicana.
En paralelo, el resultado neto de explotación (Ebit) alcanzó los 2,1 millones de euros, un 132,1% más, aunque el Ebitda cayó un 77,3%, hasta 222.000 euros, precisamente por la ausencia de aquel ingreso extraordinario ligado a la expropiación en Tánger. La compañía ha logrado reducir su deuda financiera neta un 7%, hasta los 14 millones, con una ratio LTV del 11,38%, una de las más bajas del sector.
Pese a la pérdida de suelos en Marruecos, Montebalito ha puesto el foco en reforzar su cartera en España. Entre sus proyectos recientes destacan un hotel de 85 habitaciones en la Cartuja de Sevilla, un residencial de 11 viviendas en la Plaza de Compostela 17, la transformación urbanística de terrenos en Vigo y un complejo de 55 apartamentos en Las Palmas de Gran Canaria. Una estrategia que evidencia la capacidad de la compañía canaria para mantener el pulso del crecimiento, incluso en un escenario adverso marcado por decisiones expropiatorias que limitan su expansión internacional.