La transición energética vuelve a encender la polémica en Gran Canaria. El nuevo macroproyecto fotovoltaico “Aguadulce”, promovido por la italiana Enel Green Power –filial de Endesa Canarias y participada en casi un 50% por el fondo árabe Masdar–, pretende ocupar más de 120.000 metros cuadrados de suelo rústico agrícola en Jeréz (Telde). El plan, que incluye 18.000 paneles solares, 11 contenedores de baterías de litio y una línea eléctrica de 3,5 kilómetros, ha sido calificado por Turcón –Ecologistas en Acción como un caso de “colonización energética” que amenaza el futuro agrícola y social del municipio.
Un modelo impuesto desde fuera
La operación se ampara en la declaración de utilidad pública, lo que permitiría expropiar terrenos a particulares, al Ayuntamiento y al propio Cabildo. Para Turcón, la estrategia responde a un modelo “especulativo y centralizado” que prioriza el beneficio de multinacionales frente al desarrollo sostenible del territorio.
“Lo que ayer eran tierras fértiles de exportación, hoy se transforman en un polígono energético ajeno a la realidad insular”, señalan los ecologistas, que critican la falta de alternativas planteadas, como instalar renovables en cubiertas, naves industriales o suelos degradados cercanos al consumo.
Impacto territorial y social
El colectivo alerta de que la implantación de la planta supondrá la pérdida irreversible de suelos agrícolas con alto valor ecológico: fijadores de carbono, zonas de filtración de agua y espacios de pastoreo tradicional. Además, advierten de un “fuerte conflicto social” derivado de las expropiaciones forzosas, que afectarán a decenas de familias y pequeños propietarios.
La construcción de la nueva línea de evacuación eléctrica hasta Lomo Bristol añade otra capa de artificialidad al paisaje, modificando el uso del territorio y generando fricciones con el planeamiento vigente.
Endesa guarda silencio
El proyecto se enmarca en la ofensiva renovable de Enel Green Power, tras la venta del 49,99% de su división solar en España a Masdar por 817 millones de euros en 2024. En Canarias, la estrategia pasa por desplegar grandes plantas en suelo rústico, a pesar de las críticas sociales y medioambientales.































