Mira esto, datos oficiales del Patronato de Turismo de Gran Canaria de septiembre de 2025. Mira al sur Gran Canaria. Los aviones, las plazas que vienen del extranjero. Dicen que hay movimiento, que hay negocio. Pero el papel dice otra cosa. De septiembre a noviembre, un mísero 1,83% de crecimiento. Y de diciembre a febrero, apenas un 1,29%. Unas migajas, eso es. Mientras, Tenerife, su hermana, su sombra, respira un poco mejor, aunque tampoco para tirar cohetes: 2,45% y 0,57%. Un poco más de aire, sí. Pero nada que llene el estómago.
Y luego están los lobos. Mallorca. Esa isla que también vende sol y mar, pero con más astucia. Mira sus cifras. De septiembre a noviembre, un 5,86%. Y de diciembre a febrero, un 0,62%. No es mucho, pero es una bofetada a Gran Canaria. Y el que te saca la piel, el que te quita el pan de la boca, es Antalya. Ese lugar que nadie conoce bien, pero que sabe cómo venderse. ¡Un 45,36% de variación interanual de septiembre a noviembre! Y de diciembre a febrero, ¡un 10,56%! Comen vivo al sur de Gran Canaria, le arrancan los clientes, la dejan con las manos vacías. Gran Canaria se queda atrás, arrastrándose. Mientras otros corren.
Y los precios. La trampa. Gran Canaria vende caro. Muy caro. De septiembre a noviembre, una noche en un hotel de tres estrellas cuesta 117 euros. ¡117! ¿Y de cinco estrellas? ¡292 euros! La gente no es tonta. No pagan por aire. En Antalya, esa cosa de lugar, un tres estrellas te sale por 71 euros. ¡71! Y los de cinco, 260 euros. Menos que en Gran Canaria. Más baratos. Por eso la gente va. Porque el dinero escasea y la gente ya sabe. Pagan menos por lo mismo, o por algo parecido.
Y la calidad. Los turistas hablan. La gente cuenta lo que ve, lo que siente. Las reseñas, dicen. Gran Canaria: 65,3 para los tres estrellas. 71,9 para los cuatro. 78,1 para los cinco. ¿Es mucho? No. No lo es. Porque Mallorca tiene un 66 para los tres, un 73,6 para los cuatro, y un 80,9 para los cinco. Siempre un poco por encima. Siempre con esa sonrisa que dice que hacen las cosas mejor. Y en Antalya, aunque es una cosa, sus tres estrellas sacan un 58, y sus cuatro un 67,8. No están tan lejos. No están tan mal.
Así es, Gran Canaria. Venden el sol, venden la arena, pero la verdad es que se queda rezagada. Los aviones no llegan con la fuerza de antes, los precios ahuyentan a la gente, y la calidad… la calidad no es suficiente. Se va a pique, poco a poco, mientras otros se llevan la carne. Es el juego. Un juego sucio. Gran Canaria, parece que no sabe jugar.
