El sur de Gran Canaria vive un momento de alta tensión financiera en el sector hotelero. Maspalomas, epicentro turístico de la isla, enfrenta un choque brutal entre la resiliencia del turismo y la presión de costes, el apalancamiento operativo negativo y la revolución silenciosa en los mercados de financiación. Los hoteles locales más pequeños sienten la presión de un entorno donde la estabilidad parece un lujo reservado a las grandes cadenas internacionales.
El panorama inmobiliario confirma el riesgo. El spread Z del sector inmobiliario y de alquiler/arrendamiento (SCIAN 53) se situó en 220 puntos básicos en septiembre de 2025, mostrando cierta mejora desde el máximo de 336 puntos básicos en julio de 2022, pero manteniendo relativa estabilidad tras la volatilidad de 2022-2023. La calma aparente oculta un dato inquietante: cualquier incremento en costes o ajustes en la financiación puede golpear duramente a los operadores locales, cuya capacidad de maniobra es limitada.
La financiación hotelera ha sufrido cambios estructurales drásticos. Desde 2007 los bancos locales como Caja Insular en su día o Caja Rural de Canarias, tradicionales se han retirado del sector, obligando a los operadores a depender de seguros de vida, CMBS, cooperativas de crédito y fondos de deuda. Las tasas totales de financiación se ubican en el rango medio-alto del 6%, mientras que los bonos del Tesoro permanecen por debajo del 4%. Los inversores prefieren hoteles de marca como Hilton, Marriott, Hyatt o IHG, que ofrecen rendimientos de deuda del 12% o superiores, dejando a los operadores locales más pequeños en riesgo creciente y sin margen de maniobra.
A pesar de la tormenta, algunos indicadores muestran resiliencia. El RevPAR creció un 4,8% interanual en 2023, las tarifas diarias promedio (ADR) aumentaron un 4,2% interanual y la tasa de ocupación alcanzó el 62,9%, acercándose a niveles prepandemia. Sin embargo, estos datos positivos conviven con un apalancamiento operativo negativo, el aumento de costes regulatorios y fiscales, la presión competitiva internacional y limitaciones de infraestructura, marcando un panorama preocupante para 2025.
Los expertos alertan: la gestión pasiva puede ser fatal. La generación de flujo de caja, la cobertura del servicio de la deuda y la eficiencia operativa es ahora imprescindible. En Maspalomas y resto del sur de Gran Canaria, la demanda turística sigue fuerte, pero la intensidad operativa y las tensiones de mercado requieren estrategias prudentes y gestión financiera estricta. La línea entre la estabilidad y el colapso para los operadores locales es hoy más fina que nunca, mientras las grandes cadenas internacionales consolidan su dominio y aprovechan la debilidad de los competidores insulares.