Los últimos datos, publicados por el Instituto Canario de Estadística (ISTAC), son más que un mero recuento de turistas; son un mapa de poder y de rentabilidad que define la dirección política y económica del Sur de Gran Canaria. La vieja batalla entre el volumen de masas y el nicho de alto standing ha llegado a un punto de inflexión: Meloneras ha consolidado su posición como la máquina de hacer dinero del archipiélago, marcando la agenda de la inversión y las tensiones políticas.
Los datos confirman lo que la clase política evita debatir de frente: Gran Canaria sigue siendo una factoría de masas, pero la rentabilidad pura está migrando al modelo Meloneras. La batalla no es entre islas, es interna: entre los clanes empresariales del alto precio y el alto volumen. El gran agujero negro de la tabla es la ocupación del Puerto de Mogán con un 105,11% (superior al 100%), lo cual, aunque estadísticamente es habitual debido a habitaciones ocupadas por personal o en uso no tradicional, subraya la presión sobre la oferta en las zonas más rentables.
Los números definen el mapa de las próximas negociaciones presupuestarias: el Gobierno se verá forzado a mantener contenta a la élite de Meloneras (la 'calidad') mientras calma las ansias de financiación de la vasta, pero menos rentable, Playa del Inglés (el 'empleo'). El verdadero truco político será cómo vender este desequilibrio como un éxito homogéneo para toda la isla.
Meloneras se alza como el centro de mando de la Tarifa Media Diaria (TMDi), alcanzando los 225,89 euros por habitación en agosto, con un saludable crecimiento del 4,13% interanual. Este dato no es solo una cifra turística, es un mandato económico para la Consejería de Turismo.
El precio de Meloneras es casi el doble que el de su vecino Campo Internacional (129,53 euros), y más de 100 euros superior a la tarifa media de Gran Canaria (129,63 euros). Este posicionamiento de lujo otorga a sus lobbies y propietarios una influencia política desproporcionada en las decisiones sobre el moratorio turístico y la inversión en infraestructuras. El Gobierno regional, que persigue desesperadamente la "calidad", tiene en Meloneras su mejor argumento y, a la vez, su principal amo.
Mientras el debate se centra en el lujo, el volumen sigue siendo el motor social y laboral. Playa del Inglés, con San Agustín, representa el 41,91% de las plazas ofertadas de la isla. Pero lo que realmente mueve los cimientos es la cifra de pernoctaciones, donde Playa del Inglés es, por lejos, el titán con 941.873 y un espectacular crecimiento del 15,89%. Esta explosión de pernoctaciones —un indicador que el sector público no puede ignorar— refuerza la narrativa de los ayuntamientos sureños que abogan por una urgente rehabilitación de la planta alojativa antigua. Este crecimiento en volumen en el corazón de la zona tradicional será la principal palanca de presión para exigir fondos públicos destinados a la renovación y evitar así un colapso del sistema.
El caso de Puerto de Mogán merece una lectura aparte. Logra el mayor incremento en Tarifa Media Diaria (casi un 20% de subida, alcanzando 158,14 euros), confirmando su estrategia de boutique de alto valor. Sin embargo, su estancia media del mercado español cae un preocupante 6,81%. El crecimiento en precio en Mogán es una victoria para su gestión local, pero la dependencia casi total del mercado internacional para sostener la tarifa elevada lo convierte en un modelo vulnerable a shocks geopolíticos o a la simple fluctuación de un par de operadores clave. Es un lujo que, aunque rentable, camina sobre una cuerda floja.
