En la esquina más templada del Atlántico, el sur de Gran Canaria se ha convertido en un barómetro silencioso de las tensiones y mutaciones del turismo europeo. Los datos del Instituto Canario de Estadística (ISTAC) confirman que, en 2024, el archipiélago mantiene su magnetismo, pero con un mapa de preferencias y comportamientos que habla de algo más que de sol y playa: de una Europa en transformación social, climática y económica.
Las Dunas de Maspalomas continúan siendo el lugar más visitado por los turistas en la isla, con un 48% de los visitantes en el conjunto de 2024, alcanzando picos del 52% en el tercer trimestre. Le sigue Puerto de Mogán, que consolida su posición con un 40% anual y un fuerte repunte en verano, impulsado por el turismo alemán y los mercados nórdicos. La capital, Las Palmas, mantiene una cuota similar (46%), pero el sur sigue siendo el corazón económico: el triángulo Maspalomas–Meloneras–Mogán representa más del 60% del gasto turístico total.
Los turistas alemanes mantienen un patrón estable y dominante: 65% visitan Maspalomas y casi la mitad recorren la capital. Son también quienes más se adentran en el interior, con un 29% atraído por las cumbres o el Roque Nublo. La búsqueda de naturaleza, salud y bienestar define su estancia. Gran Canaria no es solo un destino; es una señal. En sus playas y hoteles se dibuja la radiografía social de Europa: el envejecimiento del viajero alemán, la búsqueda de bienestar post-pandemia, la reconexión del turista español con su territorio y la llegada discreta del turismo verde nórdico.
En cambio, los británicos, que hace una década lideraban el mercado, muestran un retroceso simbólico: sólo el 41% visita las Dunas y un 39% acude a Mogán. Su presencia en el norte y las zonas rurales es marginal. La recuperación post-Brexit no se ha traducido en una recuperación plena del flujo turístico, y el mercado escandinavo empieza a ocupar parte de su nicho.
Los turistas españoles, especialmente los peninsulares, son los grandes protagonistas de la diversificación de 2024. Un 72% visita Las Palmas, pero más de la mitad se desplaza al sur. Buscan experiencias locales: gastronomía (más del 40%), senderismo (20%) y excursiones cortas, combinando playa con interior. Los países nórdicos —Noruega, Suecia y Dinamarca— registran un incremento de 3 puntos porcentuales en su interés por el sur (del 26% al 29% en Maspalomas). Se trata de un turismo de invierno con mayor gasto medio y motivaciones ambientales: observación de cetáceos, rutas naturales y consumo sostenible.
El 2024 deja clara una paradoja: el turista europeo busca autenticidad sin renunciar a la comodidad. El 70% de los visitantes prioriza la playa o la piscina del hotel como principal actividad, pero el 45% recorre la isla por su cuenta y un 30% participa en excursiones organizadas o marítimas. Crece el interés por la gastronomía local (hasta el 40%) y por experiencias naturales o deportivas. El segmento de observación astronómica, aunque minoritario (3–4%), refleja una tendencia que Canarias podría convertir en producto estratégico: un destino de turismo científico y de cielo oscuro con potencial europeo.