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MASPALOMASLa capital económica de Canarias cumple 63 años: del desierto de Maspalomas a la fábrica de riqueza regional

La capital económica de Canarias cumple 63 años: del desierto de Maspalomas a la fábrica de riqueza regional

Yurena Vega - M24h Jueves, 16 de Octubre de 2025

A pesar de la gente de Las Palmas, este 15 de octubre se han cumplido 63 años de la colocación de la primera estaca en San Agustín, un acto simbólico que marcó el inicio de la urbanización de lo que hoy es Maspalomas Costa Canaria. Este evento, impulsado por  Alejandro del Castillo, conde de la Vega Grande de Guadalupe, los dueños de Elmasa, no fue meramente un desarrollo inmobiliario; fue la inauguración de la arquitectura económica moderna de Gran Canaria. La iniciativa, que transformó 20.000 hectáreas de costa virgen en el destino Maspalomas Costa Canaria, fue el big bang de la economía terciaria de las islas. Pero la historia de la familia Del Castillo, referenciada en ocasiones como "los Alba de Canarias", demuestra que su influencia es un factor estructural, no una casualidad coyuntural.

La penetración de la familia en la economía canaria es profunda, abarcando siglos: desde la implantación de ingenios azucareros y la introducción del tomate y el plátano, hasta las innovaciones industriales. Esta influencia histórica subraya que el desarrollo turístico de 1962 fue posible gracias a un control preeminente y continuo del land ownership. La decisión de convertir miles de hectáreas de suelo en activos turísticos fue un ejercicio de poder económico raramente visto en la Europa moderna.

Como afirma el catedrático Manuel Lobo, la historia de Gran Canaria está entrelazada con la de esta familia, un factor clave para entender la estabilidad y el riesgo regulatorio en la isla. El rol histórico garantiza que la familia Del Castillo siga siendo un actor ineludible en el entramado político y, sobre todo, económico de las islas, ejerciendo influencia sobre las decisiones de planificación y desarrollo.

En 1962, el sur de la isla era un desierto con bajo valor productivo. La visión de transformar ese terreno en un destino turístico internacional fue una apuesta de capital privado que sentó las bases para el mercado inmobiliario que hoy cotiza a 4.710 euros/m² (precio promedio de San Bartolomé de Tirajana en septiembre de 2025).

El legado de Del Castillo no es solo el de un promotor, sino el de un visionario de la economía de servicios fue la activación de capital latente: Convirtió el suelo baldío en el principal motor de divisas de las islas, atrayendo el capital extranjero y generando un motor de la demanda (Maspalomas-Meloneras a 5.769 euros/m²).

La planificación inicial creó el modelo de urbanización turística segregada que dominaría la costa canaria, aunque hoy ese mismo modelo sea objeto de un intenso debate social sobre su sostenibilidad y masificación. Este aniversario sirve como un recordatorio para los que regulan: la riqueza actual de Canarias es hija directa de aquella primera estaca en el sur de Gran Canaria. El desafío ahora es asegurar que la infraestructura de servicios construida sobre esa visión primigenia pueda sostener los 15 millones de turistas anuales sin colapsar el tejido social y la habitabilidad que hoy enfrentan presiones sin precedentes.

La familia Del Castillo ya no solo define la geografía de Maspalomas. Esto significa que la influencia canaria se proyecta ahora a nivel nacional, actuando como un centro de liquidez y expertise financiero que tiene sus raíces en aquella primera estaca de 1962. El legado del Conde de la Vega Grande es el de una familia que ha sabido monetizar la historia y repartir juego entre los ciudadanos del sur de Gran Canaria.

 

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