El BOP de Las Palmas ha publicado, tras rechazar alegaciones, el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, reunido el 25 de septiembre de 2025, ha formalizado un cambio estratégico en la gestión del flujo de caja turístico de Maspalomas. La modificación de la Ordenanza Reguladora del Precio Público por el servicio de hamacas y sombrillas, que entró en vigor tras el acuerdo final, es un ejercicio de poder regulatorio sobre la que es, quizá, la fuente de ingresos más visible del litoral.
En la escala de precios, el Ayuntamiento ha optado por una ingeniería de tarifas para monetizar el lujo. La medida, por tanto, va más allá de un simple ajuste de tarifas. Es una intervención micro-política que utiliza la ordenanza fiscal para tres objetivos de gobernanza: imponer la autoridad reguladora municipal, asegurar la transparencia de los ingresos por servicios de playa, y maximizar la captación de valor del turismo premium. El control del cash flow en Maspalomas es la nueva batalla en la arena política local.
El primer golpe de autoridad fue la desestimación total de las alegaciones presentadas durante el periodo de información pública. Este rechazo, fundamentado en el informe técnico de la Concejalía de Atención y Cuidado del Litoral, indica que el gobierno local se ha blindado contra cualquier presión del lobby empresarial, optando por imponer su criterio de gestión centralizada.
La medida clave para la gobernanza fiscal se encuentra en el Artículo 4.3º de las Normas de Gestión. En los casos donde el servicio sea gestionado directamente por la Corporación local, el pago deberá efectuarse "exclusivamente a través del sistema de pago sin efectivo mediante Terminal Punto de Venta (TPV)". Al imponer el TPV, el Ayuntamiento garantiza una trazabilidad fiscal total sobre sus ingresos, eliminando la opacidad del manejo de efectivo.
La reestructuración de la Tarifa (Artículo 3.2º), es un movimiento de ingeniería de precios para capitalizar la demanda. Mientras que el coste de "una hamaca por día" y "una sombrilla por día" se fija en 4,5 euros—manteniendo un precio de volumen—, el Ayuntamiento introduce un segmento de lujo: la "hamaca balinesa o similar por día" se tarifica en 15 euros. Además, monetiza la seguridad, fijando el coste de "una caja de seguridad o servicio de custodia similar por día" en 3 euros.
Este ajuste tarifario demuestra que la Concejalía de Turismo, liderada por Yilenia Vega Macías, está utilizando el policy-making para alcanzar dos objetivos de alto nivel: maximizar la recaudación mediante la tarificación del lujo y blindar la gestión financiera mediante la imposición de tecnología sin efectivo. El control de los precios en la arena es, en el fondo, una batalla por la soberanía del cash flow turístico.
