En un año donde las cadenas hoteleras españolas han invertido más de 1.000 millones de euros en adquisiciones—superando la inversión de los fondos institucionales (40% de la cuota de mercado vs. 37%)—, el Grupo Lopesan emerge como uno de los players más agresivos en la estrategia de control de activos (asset play) y consolidación del mercado. La cadena canaria está utilizando la liquidez generada por el boom de ocupación y precios para reforzar su posición dominante en el real estate turístico, a menudo capitalizando las dificultades de sus competidores locales.
Lopesan, liderada por Eustasio López, ha demostrado una gestión de capital estratégica al concentrar adquisiciones en dos frentes críticos en los últimos doce meses. De un lado, está la consolidación en el home market (Gran Canaria): El movimiento más reciente y tácticamente más agudo es la adjudicación de tres hoteles en Taurito —Livvo Lago Taurito, Livvo Valle Taurito y Livvo Costa Taurito—, además de la concesión del Hotel Las Tirajanas, por 85 millones de euros. Esta operación es una adquisición táctica de suelo prime, ya que los activos provenían del concurso de acreedores de Mar Abierto (familia Santana Cazorla). Al capturar activos de un competidor en dificultades, Lopesan no solo expande su cartera, sino que elimina un rival y afianza su monopolio geográfico en el sur de Gran Canaria.
Hace casi un año, la compra del emblemático Hotel Miguel Ángel por 200 millones de euros, en alianza con Stoneweg, significó la entrada formal de Lopesan en el mercado de la alta hotelería urbana española. Este movimiento diversifica el riesgo más allá del monocultivo turístico y posiciona a Lopesan junto a los grandes holdings de capital en el hub financiero.
El mayor indicador de la agresividad inversora de Lopesan es su avanzada negociación por el icónico Hotel Bahía del Duque en Tenerife. Los informes de mercado sitúan la valoración del activo en al menos 320 millones de euros, con fuentes sugiriendo que el importe final podría ser superior. Si esta operación se concreta, Lopesan no solo se haría con uno de los activos de lujo más preciados de España, sino que lograría un control estratégico en las tres islas (Gran Canaria, Fuerteventura y Tenerife), consolidando su liderazgo regional de forma casi incontestable. Este tipo de adquisiciones, donde las cadenas familiares con visión a largo plazo se imponen a los fondos institucionales con exigencias de altos retornos a corto plazo, es la tendencia que está definiendo el real estate turístico español.
Analistas de CBRE y Colliers coinciden en que la ventaja de las cadenas familiares como Lopesan radica en su capacidad para acometer compras sin financiación previa y su flexibilidad para manejar transacciones complejas desde el punto de vista jurídico o fiscal. La caja generada por la "recuperación post-Covid" y el récord de precios les ha permitido imponerse a los fondos. Lopesan, al actuar como dueño del activo y explotador del hotel, garantiza un retorno complementario a largo plazo, una estrategia que contrasta con el modelo asset light priorizado por competidores como Meliá. En esencia, Lopesan está apostando fuerte por el ladrillo canario y por dictar las reglas del juego en el pricing y los estándares de calidad en sus mercados principales.































