El Gobierno de Canarias ha aprobado este lunes el Decreto de Turismo Activo, una modificación regulatoria que, bajo la bandera de la "calidad y la sostenibilidad", representa una victoria estratégica para el lobby del turismo de nicho y de experiencias, históricamente fuera de la órbita de las grandes patronales hoteleras como la FEHT (Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo) de Las Palmas. Este decreto es un indicador económico crucial. La capacidad del Gobierno canario para legislar en favor de un segmento que no está totalmente alineado con el lobby tradicional de la hostelería de masa, sugiere un punto de inflexión en la dirección estratégica del turismo regional, apostando por la diversificación del riesgo y la incorporación de capital humano polivalente al sector.
La aprobación, tras el dictamen del Consejo Consultivo, es una señal de fragmentación del poder en el sector y subraya la presión creciente por evolucionar más allá del modelo de sol y playa masificado que domina la inversión en el Archipiélago. La nueva norma, que afecta a un ecosistema de 1.200 empresas y 4.000 empleos, busca "actualizar" el reglamento de 2017. La clave reside en el equilibrio entre la necesidad de profesionalización y la promesa de no crear "barreras, requisitos excesivos ni limitaciones que impidan ejercer la profesión". Buena parte de la clientela está en el sur de Gran Canaria y de ahí que los productos de turismo de la FEHT vayan a tener ahora competencia acreditada por el PP en Turismo de Canarias.
Al facilitar la habilitación administrativa de empresas y profesionales y reconocer múltiples cualificaciones (títulos, certificados, acreditaciones), el Gobierno, a través de la consejera Jéssica de León, está abriendo la puerta a la inversión en la "economía de la experiencia". Esto podría atraer capital riesgo (venture capital) enfocado en start-ups de ecoturismo, wellness y actividades deportivas, buscando diversificar el PIB canario conforme a la Agenda Canaria para el Desarrollo Sostenible (ACDS 2030).
La promesa de evitar requisitos desproporcionados es vista con escepticismo por los grandes players de la hostelería tradicional. Aunque se busca evitar el intrusismo y garantizar la seguridad, la flexibilidad en la clasificación dinámica de las actividades podría generar incertidumbre jurídica y cuestionar la homogeneidad de los estándares de calidad, un factor crítico para el consumidor de lujo que demanda consistencia.
La Consejería defiende que el turismo activo "ayuda a divulgar los valores del territorio sin generar impactos sobre el medio ambiente y repercute positivamente en la población local." Esta retórica contrasta con las críticas recurrentes al turismo masivo por su huella ecológica y el bajo impacto en las rentas locales. La modificación del decreto es un reconocimiento de que la demanda del turista está migrando hacia el "conocimiento participativo del entorno natural y social." Al integrar el Catálogo Nacional de Estándares de Competencias Profesionales, Canarias intenta profesionalizar un sector históricamente informal, un movimiento que los inversores interpretarán como una mejora del marco laboral y de la seguridad del consumidor.
 
  
































