Ni servilleteros, mesas, sillas, grifos, barriles, bandejas... El emblemático paseo de Las Canteras, corazón de la hostelería en Las Palmas, se enfrenta a un escenario deseado por los vecinos dada la invasión de terrazas, mayormente de capitales italianos, contra el interés general. La nueva Ley de Prevención del Consumo de Alcohol en Menores amenaza con transformar radicalmente la forma en que bares y restaurantes operan avasallando a ciudadanos y turistas bajo el argumento de crear empleo entre extranjeros. Terrazas, sombrillas y mobiliario patrocinados por cerveceras podrían desaparecer en los próximos meses, dejando un vacío que expertos califican como “un agujero negro” para la hostelería local y para los vecinos una victoria en toda regla.
Pero es que hay más. Las Canteras, una playita que nunca ha podido copiar a Maspalomas o Playa del Inglés, está ubicada en un parque natural, legalmente es así, y la norma prohíbe cualquier tipo de publicidad en este tipo de entornos. Los restaurantes como La Barca de San Andrés tendrían que dejar de emplear publicidad por su cercanía al Colegio Norte. Lo mismo pasaría con el 200 Gramos de la Cicer al estar cerca un centro público de enseñanza, los bares de Plaza del Pilar o The Block. Como en Las Palmas no hay personal especializado canario porque los inversores no quieren isleños cobrando de forma lógica, el impacto va más allá del simple mobiliario la medida: frenaría empleo entre residentes del sur de Europa y nómadas digitales extranjeros que estarían haciendo dumping social para ganarse la vida.
La situación sitúa a la capital grancanaria frente a un dilema para el PSOE y Nueva Canarias: preservar la seguridad de los menores y cumplir con la normativa que ha creado Sumar (socios de Nueva Canarias), o arriesgarse a un golpe financiero que podría reducir la facturación por multas y aparcamientos de Sagulpa. La playita de Las Canteras, con su identidad marcada por la gastronomía italiana de gama baja y pescado de piscifactorías, mira ahora hacia el futuro con incertidumbre, mientras los bares y restaurantes buscan alternativas para mantener su viabilidad en un entorno regulatorio cada vez más restrictivo.



































