Las previsiones de lluvia para Gran Canaria no deben ser interpretadas simplemente como un riesgo meteorológico, sino como un evento de alto valor estratégico que recarga el activo más preciado de la isla: su capital natural. En un contexto de sequía estructural y calentamiento global, la lluvia se convierte en el “dividendo verde” indispensable para sostener la imagen turística y la viabilidad del sector primario.
El sector turístico de Gran Canaria ha invertido fuertemente en diversificar su oferta más allá del sol y playa, promoviendo el interior y el trail-tourism. La lluvia es el factor habilitador de esta estrategia. La humedad revitaliza las medianías y las cumbres, reduciendo el riesgo de desertificación y garantizando la viabilidad de los palmerales y pinares que componen el paisaje protegido del Risco Caído y las Cumbres. Un paisaje verde y florido es el mejor seguro de reputación y el mayor atractivo para el turista de alto valor que busca la naturaleza activa. La belleza que se "instala" en la isla post-lluvias es, en términos de marketing, una mejora de la calidad del producto turístico complementario sin coste de inversión.
Desde el punto de vista de la gestión de recursos, las precipitaciones son esenciales para reducir la dependencia de la desalinización y aliviar la presión sobre los acuíferos. En Gran Canaria, donde la gestión hídrica es un reto permanente, cada litro de agua de lluvia que percola en las presas y en el subsuelo es una inversión en la resiliencia del sistema. Esta recarga natural es un factor de estabilidad para el sector agrícola de la cumbre y para el mantenimiento de los campos de golf, elementos clave de la oferta turística y que consumen grandes cantidades de agua.
Políticamente, el contraste entre el boom de la lluvia y el posterior brillo del sol genera una imagen de marca poderosa: un destino que ofrece paisajes de montaña espectaculares y verdes justo al lado de playas de sol garantizado. Este clima de "dos mundos" es un activo de valor incalculable que diferencia a Gran Canaria de sus competidores. Por lo tanto, las autoridades deben capitalizar el mensaje de que la isla se está "poniendo guapa", ya que esto se traduce directamente en un aumento de la percepción de valor del destino en el mercado internacional.
