La participación de Clece en los trabajos de mantenimiento y recuperación de las estructuras de madera del Faro de Maspalomas subraya la importancia estratégica del mantenimiento de activos patrimoniales para la economía turística de Gran Canaria. Para una empresa de servicios, este contrato representa más que un ingreso; es una inversión en reputación corporativa y un caso de estudio en la gestión de infraestructuras sensibles.
La longevidad del Faro, que lleva en pie 136 años, proporciona a la Autoridad Portuaria una justificación sólida para la inversión. Una infraestructura crítica que ha proporcionado un retorno constante durante más de un siglo. Esta inversión es vista como un mantenimiento de due diligence sobre un activo que combina valor funcional (ayuda a la navegación) y valor de marca (turismo).
El Faro de Maspalomas no es solo una estructura, sino un icono de marca que aparece en innumerables folletos turísticos. La "durabilidad frente a las condiciones costeras" y la restauración del "aspecto cálido y elegante" de las estructuras de madera son elementos clave para sostener la calidad percibida del destino. La inversión en precisión y "materiales de alta calidad" es directamente proporcional al mantenimiento de la tarifa premium que el sur de Gran Canaria exige a sus visitantes. Para la comunidad inversora, el cuidado de estos activos visuales es un indicador de la seriedad en la gestión del core business de la isla: el turismo.
La restauración del Faro es un movimiento bidireccional: para Gran Canaria, asegura la calidad de su activo turístico principal; para Clece, le otorga un sólido caso de éxito en la gestión de proyectos sensibles, fortaleciendo su cartera de servicios en un mercado insular que valora la experiencia en el mantenimiento de activos singulares.















