El sector de alquiler vacacional en el sur de Gran Canaria exhibe síntomas de una contracción severa y alarmante que, a juzgar por los datos de octubre de 2025, desafía la lógica de la temporada alta y apunta a un colapso del volumen del negocio, según los datos oficiales que tiene en su poder el Patronato de Turismo de Gran Canaria. Las previsiones para la alta temporada (noviembre 2025 a enero 2026) intentan dibujar un panorama optimista, proyectando que el ADR se disparará al rango de 160 euros a más de 180 euros y que los ingresos totales alcanzarán un pico de hasta 29 millones de euros en diciembre, gracias a las tarifas premium de las fiestas. No obstante, estas esperanzas de rentabilidad futura no mitigan la crisis actual reflejada en los datos de octubre.
El colapso es incipiente en tanto que el mercado está experimentando una contracción estructural incomprensible y perjudicial en el volumen y la ocupación, forzando una reestructuración que pone en duda la viabilidad a largo plazo del modelo de alquiler vacacional masivo del sur de Gran Canaria. Y es que el mercado ha sufrido una pérdida directa de ingresos, con la facturación total cayendo de 22,1 millones de euros a 21,7 millones de euros, lo que representa un descenso del -1.93%. Esta caída de ingresos en el mes clave que da inicio al invierno europeo es un reflejo de una enfermedad estructural que, si no se aborda, pone en riesgo la capacidad de la isla de ser un motor económico fiable para la Unión Europea.
La principal evidencia de esta crisis estructural es la pérdida física de infraestructura y el consecuente desplome de la capacidad. En solo un año, el mercado ha visto una reducción de 264 propiedades (un -1.80% menos) y ha perdido un total de 1.773 plazas de alojamiento (una caída del -3,17%), con la capacidad total situándose ahora en 54.157 camas. Este retroceso en la oferta es inusual y sugiere que los propietarios están retirando sus activos del circuito vacacional, lo que indica una falta de confianza en la estabilidad de las reglas del juego o en la rentabilidad a largo plazo.
A este escenario de reducción de oferta se suma una evidente debilidad de la demanda, ya que la tasa de ocupación se desplomó de 39,78% a 38,22%, lo que implica una caída de -1.56 puntos porcentuales (un descenso del -3.92%). Que la ocupación baje a pesar de que hay menos oferta disponible es la prueba más contundente de que la demanda real ha menguado.
Sin embargo, en medio de este escenario de contracción, los gestores están realizando una defensa numantina de los precios, ya que la Tarifa Media Diaria (ADR) se mantuvo prácticamente inalterada, pasando de 149,70 euros a 149,65 euros (una variación negativa de solo -0.03%). Este sacrificio de volumen por mantener el precio, aunque mantiene la Estancia Media estable en 5,3 días (un ligero aumento del 0,95%), es la razón directa de la caída de la ocupación, ilustrando una rigidez que el mercado no puede permitirse.















