LS INVEST AG (LSIAG) , el brazo europeo del grupo turístico canario Lopesan, afronta una creciente presión de sus accionistas minoritarios a pocos días de una junta general que podría redefinir la gobernanza de la compañía. En una carta dirigida a Eustasio López, presidente del Grupo Lopesan y accionista mayoritario indirecto de LSIAG y a la que ha tenido acceso Maspalomas24H— un grupo de inversores alemanes advierte de un “deterioro estructural” en la gestión legal y societaria de la empresa y reclama un giro inmediato en la conducción del consejo.
La misiva, firmada por once inversores minoritarios y encabezada por el histórico Matthias Schmitt (HWPH AG), acusa a la compañía de “exponer de forma reiterada a todos los accionistas a litigios innecesarios”, en referencia a retrasos en la convocatoria de la junta, deficiencias en la traducción durante sesiones anteriores y decisiones que, según alegan, incumplen requisitos básicos de la legislación alemana aplicable a la firma.
El conflicto emerge en un momento delicado para el sector turístico europeo, donde la presión regulatoria y la volatilidad de costes operativos están obligando a los grupos hoteleros a reforzar su transparencia y su disciplina interna. Lopesan, uno de los mayores empleadores privados de Canarias, opera en mercados tan diversos como Alemania, República Dominicana y Austria, con LS INVEST como vehículo clave para su expansión y para la tenencia de activos estratégicos.
Los minoritarios citan varios episodios que, a su juicio, evidencian una “falta de conocimiento o asesoramiento adecuado” por parte del Vorstand y el Aufsichtsrat de LS INVEST. Entre los ejemplos mencionados: la junta anual, que legalmente debía celebrarse antes del 31 de agosto, fue convocada para diciembre; y la ausencia en la agenda de un dividendo mínimo obligatorio del 4 %, tal como recoge el §254(1) de la ley alemana de sociedades anónimas, lo que abre la puerta —una vez más— a impugnaciones judiciales.
A estas críticas se suma un reproche insólito en el ámbito de las cotizadas germano-suizas: los máximos responsables de la empresa “solo hablan español”, lo que, aseguran los firmantes, deriva en traducciones deficientes y en una ruptura sistémica de la comunicación con los accionistas no hispanohablantes. Las erratas y malentendidos de sesiones anteriores, según estos inversores, han contribuido a nuevas disputas legales y a un clima de desconfianza.
El desencuentro se agrava por el incumplimiento, según los minoritarios, de los compromisos adquiridos por la dirección en una junta extraordinaria previa: presentación de informes retrasados, ausencia del dividendo especial prometido y destitución del representante especial designado por los accionistas. “Quien reclama confianza también debe cumplir”, señalan.
Un punto especialmente sensible es la relación entre LS INVEST y Lopesan Touristik S.A.U., la filial española del grupo. Los firmantes sostienen que esta última opera “como si existiera un acuerdo de dominación y transferencia de beneficios y pérdidas”, pese a que formalmente no está suscrito. La carta pregunta directamente por qué no se formaliza un acuerdo que dé cobertura legal a una estructura que, en la práctica, ya está funcionando.
Como salida al actual bloqueo, los minoritarios proponen la incorporación al consejo de Jan Weber, abogado especializado en derecho societario alemán, con el objetivo de “reconducir la gobernanza” y garantizar que las futuras juntas se celebren en alemán, minimizando así el riesgo de impugnaciones. Aseguran que su elección abriría “una nueva era de diálogo” y extienden la invitación a López para mantener un encuentro personal con el candidato.
Hasta el momento, LSIAG y el Grupo Lopesan no han emitido comentarios públicos sobre la carta ni sobre la propuesta de Weber. Sin embargo, abogados canarios expertos en el derecho societario alemán consultados apuntan a que el caso refleja un patrón creciente en la internacionalización de empresas familiares españolas: estructuras societarias complejas, exposición a marcos legales más estrictos y tensiones derivadas de la profesionalización de su gobernanza.
La junta del 11 de diciembre será un test crítico. Para los minoritarios, se trata de un punto de inflexión; para el accionista mayoritario, una oportunidad para reforzarse en uno de los mercados turísticos más competitivos de Europa. Lo que ocurra podría marcar el tono de la relación entre Lopesan y sus socios internacionales durante los próximos años.















