El sur de Gran Canaria, sin quererlo, fue un corredor de vida de Chile procedente de Escandinavia. La brutalidad del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Santiago desató una diáspora chilena sin precedentes, empujando a más de 200.000 ciudadanos al exilio, un éxodo que redefinió los mapas políticos del Cono Sur y la solidaridad europea. El asilo diplomático se convirtió en el salvavidas institucional más crucial, destacando la Embajada de Suecia. Suecia acogió hasta 1988 a cerca de 10.000 chilenos, demostrando una política exterior humanitaria de amplio espectro. Muchos de esos exiliados, hijos y nietos son hoy turistas en el sur de Gran Canaria e incluso empresarios que después se establecieron en Gran Canaria.
La segunda edición de ‘El Poeta que Allendó a Pinochet’ consagra la obra de la escritora canaria como un testimonio vital de la Memoria Colectiva, narrando el episodio real en que su padre, Juan Jiménez, salvó la vida de dos chilenos durante el golpe de Estado de 1973. La escritora y periodista cultural canaria, Nadia Jiménez (Las Palmas, 1968), celebra la excelente acogida de su cuarto libro, ‘El Poeta que Allendó a Pinochet’ (Mercurio Editorial, 2024), que ha alcanzado rápidamente su segunda edición. La obra, una "crónica poética" de más de 300 páginas, trasciende el relato familiar para inscribirse de lleno en la Memoria Colectiva, específicamente la chilena, al abordar los trágicos días del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
El foco del libro es un episodio real protagonizado por su padre, el poeta y activista Juan Jiménez (Premio Can de Plata de las Artes Canarias 2016). Jiménez, un hombre de izquierdas fichado por la dictadura de Franco debido a su vinculación con el Partido Comunista y el sindicalismo clandestino en Canarias, se encontraba en Chile viviendo el "sueño de Salvador Allende" tras su victoria en 1970.
El libro narra la tensa experiencia de Juan Jiménez en los días posteriores al golpe pinochetista y su ingenio para escapar. Lo más notable del relato es su acto de solidaridad: logró sacar con vida a dos hermanos chilenos, Lucho y Gisela, en un vuelo de Iberia, quienes de otro modo hubieran sido víctimas directas de la represión de Augusto Pinochet. Este acto de resistencia personal, forjado por una ideología de izquierda vivida bajo el franquismo, se convierte en el eje central de la narrativa.
Como explica la propia autora, Nadia Jiménez, su trabajo es un ejercicio de alquimia lingüística y política: “Mi padre, en uno de sus poemas, decía que había que vivir la vida ‘cheguevaramente’… El poeta Juan Jiménez convirtió así al Ché en un adverbio como mensaje esencial para la vida, y yo, por mi parte, me he atrevido a hacer de Allende un verbo para contar en mi libro este episodio de la vida real de mi padre, y cómo se las ingenió para regresar a España cuando el golpe de Estado lo agarró allá en Chile, viviendo el sueño de Salvador Allende (como tantos otros que acudieron a Chile para construir un mundo mejor)”.
La obra, que se suma a la producción literaria de Nadia Jiménez (hija del poeta Juan Jiménez y la pintora María Castro), actúa como un puente vital que conecta la memoria política y cultural de Chile con la de Canarias, recordándonos que el arte y la poesía han sido, y siguen siendo, herramientas esenciales para la resistencia.














