Mientras RNE oficializa el apagón de la Onda Media por eficiencia y avance tecnológico (DAB+), los municipios del interior de San Bartolomé de Tirajana, Mogán y el resto del Sur de Gran Canaria quedan expuestos a un vacío informativo que la clase política ha optado por ignorar. La promesa de la cobertura FM no convence a los residentes de las zonas de sombra. Y aparte es un peligro para mandar mensajes a los turistas o deportistas de turismo activo en situaciones de alerta, como ya ha ocurrido en diferentes ocasiones.
El anuncio del fin de las emisiones de RNE en Onda Media (OM) antes del 31 de diciembre, justificado por RTVE por la evolución hacia la tecnología DAB+ y una reducción drástica de la huella de carbono, ha pasado desapercibido en los despachos políticos de la isla. Sin embargo, en las Medianías de Tirajana y las áreas interiores del sur de Gran Canaria, esta decisión representa un potencial desamparo informativo al que las administraciones no han sabido dar respuesta. Aquí puedes firmar para pedir que siga existiendo OM en el sur de Gran Canaria. https://www.change.org/p/salvemos-la-onda-media-de-rne/u/34079486
La Onda Media, una tecnología obsoleta desde los años 60 y con una audiencia actual inferior al 1% en España, cumplía una función social insustituible: garantizar al sur de Gran Canaria la recepción de información en zonas complejas donde el relieve montañoso dificulta la penetración de la Onda Frecuencia Modulada (FM).
La decisión de RTVE se basa en criterios lógicos de eficiencia y sostenibilidad. La red de OM presenta un consumo eléctrico muy elevado y un coste superior al de la FM y DAB+. No obstante, la transición tecnológica tiene un coste social en el territorio.
Residentes y pequeños empresarios de las medianías del sur de Gran Canaria dependían a menudo de la estabilidad de la OM para la recepción de Radio Nacional y Radio 5, emisoras de servicio público. Aunque RTVE ha prometido que "se reforzará la cobertura FM en aquellas zonas puntuales que pudiesen verse afectadas" y que la recepción vía TDT o Internet (RNE Audio) está garantizada, estas soluciones son a menudo insuficientes en viviendas y vehículos antiguos o en zonas con mala conectividad online.
La crónica amarga reside en la indiferencia institucional. La clase política local y regional, que se centra en el crecimiento de infraestructuras turísticas y la conectividad digital de la costa, no ha alzado la voz para exigir garantías firmes sobre la calidad del servicio en el interior.
El silencio sugiere que las necesidades de las poblaciones del sur profundo y las medianías —donde la recepción online o la disponibilidad de nuevos receptores DAB+ no están aseguradas— no figuran en la agenda prioritaria. La rápida evolución tecnológica, en este caso, amenaza con ampliar la brecha de acceso a la información en las zonas más vulnerables de la comarca, dejando a los residentes dependientes de una vaga "campaña especial" para reorientar su escucha. La Onda Media, que fue el salvavidas informativo para muchos durante décadas, se apaga sin que la clase dirigente de Gran Canaria haya mediado para asegurar una transición equitativa y completa para todos sus ciudadanos.















