Miércoles, 26 de Noviembre de 2025
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GRAN CANARIALa colonización mental de la Cumbre de Gran Canaria: Tejeda cambia la almendra por la avellana de Ferrero Rocher

La colonización mental de la Cumbre de Gran Canaria: Tejeda cambia la almendra por la avellana de Ferrero Rocher

GARA HERNÁNDEZ - M24H Miércoles, 26 de Noviembre de 2025

¿Establecidos por su cuenta? ¿No le piden unidad de mercado a los tenedores de viviendas vacacionales de Playa del Inglés con sanciones incluidas pero en promoción cada alcalde organiza su aquelarre? El asunto es simple, pero tiene el tufo de la mediocridad con lacito con los medios de Las Palmas inflando a ver si les cae algo Que Tejeda, la pura y dura Medianía de Tirajana, ese pueblo que es un golpe de roca y aire en la cara, se preste a la pantomima navideña de Ferrero Rocher no es promoción turística. Es ordinariez tercermundista disfrazada de cuento.

El concurso es un chiste de mal gusto. Cinco pueblos compitiendo por un puñado de luces LED y el dudoso honor de ser el "corazón dorado de la Navidad". ¿Y si no ganan? ¿Qué queda? La sensación de que Tejeda estuvo a punto de vender su alma por el dinero fácil y el aplauso vacío de la gente que no sabe que la verdadera magia de la cumbre no necesita de la palanca de ningún actor de anuncio para encenderse.

Es la colonización mental. Es cuando un pueblo bonito decide que no basta con ser bonito. Tiene que ser vulgarmente dorado para que el mundo le preste atención. Y el silencio de nuestros políticos ante esta venta de la dignidad alimentaria y paisajística solo demuestra una cosa: están demasiado ocupados contando el tráfico de contenedores en el puerto para escuchar cómo se apaga el alma de un pueblo en las medianías. Es el precio de la modernidad tercermundista.

¿Dónde queda la decencia? Gran Canaria lleva décadas con la boca llena de soberanía alimentaria, de kilómetro cero, de defender el almendro frente al desierto. ¿Y a qué nos entregamos? Al bombón italiano, al exceso grasiento, a la lentejuela dorada que viene a decirnos que nuestra Navidad es menos si no huele a avellana importada y a papel de envolver de rico.

Es la foto del desastre moral. Mientras el Cabildo y los agricultores se rompen el alma por el queso de flor y los dulces de la isla por este periodo, Tejeda se pone la cofia de camarera para hacerle el favor a una multinacional que fomenta, sí, el exceso navideño, ese hartazgo empalagoso que engorda el alma y los bolsillos de otros. ¿Esta es nuestra identidad, vender la cumbre por un spot de 30 segundos?

La ordinariez no termina en el estómago. Continúa en la retina. El paisaje de Tejeda, la Caldera de Tirajana, es un espectáculo vivo, ya alegre con su sol de diciembre. ¿Y qué hace la empresa? Viene a poner la nieve y el brillo de caspa continental que aquí no existe ni se necesita. Transformar el lugar en un "pueblo de cuento" es convertir lo real, lo áspero y lo auténtico en un decorado de cartón piedra para la televisión. Lo llaman folclore con promoción, es prostitución del paisaje. El pueblo no es el protagonista; es la utilería, el fondo rural perfecto para un product placement que recordará que somos felices solo si consumimos lo que nos venden, no lo que producimos.

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