La sostenibilidad del modelo turístico en el Sur de Gran Canaria, intrínsecamente ligado a la conectividad aérea con los principales mercados europeos, pende cada vez más de la mitigación de su impacto climático. El grupo de viajes TUI, actor fundamental en el volumen de llegadas a la isla, y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) han anunciado el inicio de una investigación conjunta para medir y reducir la influencia de las estelas de condensación (contrails) en el calentamiento global.
Este proyecto es de interés estratégico para el Archipiélago, ya que los científicos estiman que estas estelas podrían ser responsables de entre el uno y el dos por ciento del calentamiento global. Cualquier regulación o cambio operativo derivado de estos estudios afectará directamente a la estructura de costes y a las rutas aéreas que nutren a los resorts de Gran Canaria.
Desde esta semana, un avión de investigación Falcon 20E del DLR acompaña a vuelos regulares de pasajeros de Tuifly a una distancia segura, realizando mediciones en regiones con alta probabilidad de formación de estelas. Se analizan en tiempo real las estelas producidas por motores modernos, en particular los de baja emisión de hollín. Christoph Todt, director de Sostenibilidad de TUI Airlines, subrayó la importancia de la velocidad en la implementación: "Queremos contribuir a que los resultados de las investigaciones se incorporen rápidamente a la práctica aeronáutica diaria para reducir el impacto climático de nuestros vuelos."
Para el Sur de Gran Canaria, donde el volumen de turistas alemanes, británicos y nórdicos depende de la operatividad masiva de aerolíneas como Tuifly, la presión por la descarbonización de las rutas no es solo un imperativo medioambiental, sino un riesgo operacional que podría encarecer la logística de los viajes si se requieren combustibles alternativos o rutas de vuelo más largas para evitar zonas de alta formación de estelas.
Estos vuelos de investigación forman parte del proyecto paneuropeo A4CLIMATE, que congrega a 17 socios de nueve países. El objetivo final es desarrollar soluciones concretas, desde nuevas tecnologías de motores hasta combustibles alternativos (SAF) y la optimización de rutas, para reducir el impacto climático de la aviación. En un mercado altamente sensible al precio y a la huella de carbono percibida, la eficiencia climática del transporte aéreo se consolidará como una variable no negociable para mantener la competitividad y rentabilidad de los activos hoteleros de la isla.














