La noticia cayó este martes como un mazazo en las previsiones de grupos de gerentes de fondos del sur de Gran Canaria y nadie quería hacer declaraciones. Y es que el Sur de Gran Canaria se verá afectado por una reducción de casi 20.000 asientos totales en febrero de 2026, impulsada por un colapso del 9,1% en la conectividad doméstica y una huida de los mercados nórdicos. La industria turística afronta una planificación con riesgos asimétricos y una dependencia extrema del mercado británico.
Si Fitur 2026 es a finales de enero del próximo año, para febrero de 2026 la capacidad con la Península se hunde en un –9,1% (perdiendo 17.385 asientos), una indicación clara de que la conectividad interterritorial está cediendo terreno. Esto significa que, efectivamente, la pérdida de capacidad en la Península representa aproximadamente el 90% del retroceso total de asientos en Gran Canaria para febrero de 2026. La isla acudirá al gran escaparate turístico obligada a justificar ante el sector un déficit de más de 17.000 asientos en su principal mercado doméstico, un golpe que anula casi toda la ganancia internacional.
El dato es alarmante porque indica que el grueso del problema no reside únicamente en la geopolítica o la inflación europea (que generan el déficit internacional de -1.934), sino en una decisión estratégica de las aerolíneas españolas o en la débil demanda del propio mercado doméstico, que está recortando su operativa hacia la isla de forma masiva. La Península, por sí sola, es la principal responsable del ajuste. La capacidad aérea total hacia Canarias caerá un 3,7% en febrero de 2026, pero el verdadero epicentro del riesgo turístico no está en los mercados internacionales, sino en la conectividad con la Península, que sufre una contracción histórica del 10,5%, equivalente a 54.246 plazas menos en un solo mes.
Esta caída —muy superior a la de cualquier mercado europeo— supone un golpe directo al principal flujo de visitantes nacionales, que sostiene la estacionalidad, llena los huecos entre picos de demanda y mantiene viva la economía del Sur de Gran Canaria en semanas valle. La pérdida de asientos desde Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia no solo reduce el volumen total de visitantes potenciales, sino que deteriora la elasticidad tarifaria del destino, encarece la cesta de viaje y traslada demanda hacia destinos competidores como Portugal o el Caribe. En un invierno clave para el sector, la fuga de conectividad peninsular emerge como el inicio del riesgo más grave y estructural para el turismo canario en 2026.
La planificación de la capacidad aérea programada para febrero de 2026 en el Aeropuerto de Gran Canaria ha activado las señales de alarma en el sector turístico. El análisis de los 556.981 asientos totales disponibles refleja una contracción global del 3,4%, lo que se traduce en una pérdida de 19.319 plazas respecto al mismo mes del año anterior. Esta tendencia está marcada por una profunda asimetría que amenaza la rentabilidad de la temporada alta.
La capacidad internacional también sufre un ligero retroceso, cifrado en –1.934 asientos (–0,5%), pero el riesgo se centra en el cambio de composición de los mercados emisores. La principal preocupación estratégica es la severa retracción de los segmentos de alto poder adquisitivo y la conectividad doméstica. Los mercados nórdicos, vitales para el yield de la hotelería, presentan una caída catastrófica:
Suecia se desploma un –34,8%, Finlandia un –12,0% y y Dinamarca un –11,4%. Paralelamente, esta contracción se ve parcialmente maquillada por el crecimiento de nichos específicos. El Reino Unido (+10,2%) y, en menor medida, Irlanda (+6,3%) y los Países Bajos (+2,0%), actúan como pilares de contención. Sin embargo, la dependencia del flujo británico se vuelve un riesgo sistémico, especialmente cuando mercados tan relevantes como: Alemania (–8,0%), Bélgica (–9,9%), Italia (–6,5%) y Austria (–7,0%) están reduciendo su capacidad.
Aunque mercados volátiles como Francia (+68,7%) y Polonia (+58,3%) crecen fuertemente, su volumen total no logra compensar la sangría estructural. La industria hotelera del Sur de Gran Canaria se enfrenta a un escenario de mercado contraído y altamente volátil para febrero de 2026. El déficit de asientos obliga a los gestores de activos a revisar a la baja las previsiones de volumen y a intensificar las estrategias de tarifa dinámica (ADR) para compensar la pérdida de asientos con un mayor precio medio por cliente, asumiendo el riesgo de que la demanda elástica se dirija a destinos competidores.















