El sur de Gran Canaria no solo es una postal de arena y sol; es un campo de pruebas económico y político que maneja miles de millones y exhibe paradojas que resonarían con fuerza en los despachos de Bruselas. Los datos de 2024 sobre la entrada de viajeros y la rentabilidad confirman una doble velocidad en la costa sur, con San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) y Mogán consolidando modelos distintos, pero igualmente dependientes del flujo internacional.
San Bartolomé de Tirajana (Maspalomas) es, con diferencia, la capital turística de Canarias, absorbiendo casi el 60% de los viajeros (2,28 millones de entradas). Su peso es abrumador: genera 1.175,9 millones de euros en ingresos totales, casi el 71% del total analizado. Sin embargo, los datos más curiosos revelan las presiones políticas y normativas a las que está sometida: dependencia del mercado extranjero sitúa a todo el sur de la isla bajo la lupa de las políticas macroeconómicas de la Eurozona, con Mogán y Maspalomas compitiendo por atraer el capital y el flujo de turistas que garantizan un negocio valorado en miles de millones de euros.
Maspalomas alberga una Población Turística Equivalente (PTE) de 49.342 personas cada día, casi la población real de su municipio. Esta cifra demuestra la enorme presión sobre infraestructuras esenciales (agua, residuos, energía), un factor que la Comisión Europea vigila bajo las directivas de sostenibilidad y circularidad.
Su tarifa media diaria (ADR) de 135 euros y su ingreso por habitación disponible (RevPar) de 110,7 euros son las más altas de la isla, reflejando el éxito del reposicionamiento hacia la calidad. A pesar de su antigüedad, la alta ocupación por apartamento/habitación (82,0 %) sugiere que la renovación de planta ha sido efectiva.
La dependencia de Alemania es crítica: el 20,3% de sus viajeros son alemanes, y son precisamente ellos quienes tienen la estancia media más larga (9,7 días), vital para el mantenimiento de la planta hotelera. Mogán, aunque maneja un volumen menor (1,01 millones de viajeros), presenta un modelo que podría ser más robusto ante crisis geopolíticas o cambios regulatorios: la fidelidad extrema del viajero internacional.
El 87,0% de sus entradas son de carácter internacional, la proporción más alta de todos los municipios. Esta dependencia del mercado exterior (versus el 34,8% de viajeros peninsulares en Las Palmas de G.C.) expone a Mogán a las variaciones del tipo de cambio euro/libra, pero garantiza una entrada constante de divisa fuerte.
Mogán comparte con Maspalomas la estancia media internacional más alta (8,5 días). Más allá del alojamiento, el cliente británico, que representa el 31,3% de sus viajeros, se queda en promedio 8,0 días, un dato crucial para el comercio y los servicios locales. Aunque su RevPar es alto (87,5 €), es significativamente inferior al de Maspalomas, lo que podría indicar una oferta de alojamiento más diversificada o un menor precio de entrada. Sin embargo, con una ocupación por apartamento del 82,3%, el municipio mantiene un rendimiento excelente.
Finalmente, un dato curioso que subraya la insularidad y el reto de conectividad: tanto Maspalomas como Mogán muestran un "desinterés" estructural del mercado nacional (Península y Canarias). Los viajeros peninsulares representan solo el 2,9% de las entradas en Mogán y el 6,9% en Maspalomas. La prioridad es clara: estos municipios compiten en la liga europea (Reino Unido y Alemania), dejando la demanda nacional a la capital, Las Palmas, que capta el 34,8% de los peninsulares.














