La Navidad ya ha llegado a Maspalomas y, con ella, el aroma inconfundible de los postres tradicionales que cada año llenan las cocinas del sur de Gran Canaria. Aunque el municipio vive estas fechas entre turistas, terrazas llenas y clima veraniego, los sabores más clásicos de las islas siguen marcando el ritmo de diciembre.
Las truchas de batata vuelven a ser las protagonistas. En San Fernando, El Tablero y los pueblos de las medianías, las familias preparan bandejas enteras del dulce más icónico de la Navidad canaria. Batata, almendra, canela y un toque de anís siguen siendo la receta más repetida. En las zonas turísticas, los hoteles de Meloneras han incorporado versiones modernas que sorprenden a los visitantes.
Otro postre que gana presencia en los restaurantes del sur es el bienmesabe, elaborado con almendra molida, yema y malvasía. En Maspalomas y Playa del Inglés se sirve tanto en su versión tradicional como combinado con helado o frutas locales, especialmente naranja de Telde.
Los hogares de San Bartolomé de Tirajana también mantienen vivas otras recetas que nunca fallan: pestiños con miel, rapaduras de gofio, quesadillas herreñas y la menos conocida torta de vilana, que algunas familias aún preparan siguiendo la receta que llegó desde La Gomera.
Maspalomas se ha convertido además en un escaparate gastronómico navideño. Los hoteles, cafeterías y mercadillos del Faro incluyen estos dulces en sus propuestas para que los visitantes descubran la Navidad con esencia isleña.
Para los residentes del municipio, estos postres no son solo tradición: son el vínculo con una identidad que sigue viva a pesar del ritmo turístico del sur. En Maspalomas, la Navidad sigue sabiendo a hogar.
