Salvo que lo bloqueen desde Las Palmas, que suele ser lo habitual cuando el sur de Gran Canaria quiere tomar la delantera en algo, es posible que en pocos años el Aeroclub de Maspalomas acoja un vertipuerto. El II Congreso Aeroespacial de Canarias ha analizado estas infraestructuras. Es decir: Una plataforma de despegue y aterrizaje de taxis aéreos que puedan unir el sur de Gran Canaria con el noroeste para conectar con Tenerife con barco e incluso ir directamente al núcleo turístico del sur de Tenerife o Morro Jable en Fuerteventura.
Si existe un lugar en Canarias que obsesiona a los desarrolladores de eVTOL (vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical), es Maspalomas como ocurre en Florida. Con al menos diez vertipuertos planeados y ciudades como Miami y Los Ángeles liderando la reconversión de azoteas y aparcamientos en hubs aéreos. Sin embargo, a diferencia del modelo de Florida —impulsado por una agresiva inversión privada y una regulación federal más flexible—, el despliegue en Canarias debe navegar las aguas de la soberanía tecnológica europea. Mientras en Miami los vertipuertos se integran en rascacielos residenciales, en Maspalomas ENAIRE busca un modelo híbrido: instalaciones que funcionen con la precisión de un aeropuerto (con sus zonas de seguridad, mantenimiento y recarga eléctrica), pero con la agilidad necesaria para operar en entornos urbanos y turísticos protegidos.
La apuesta de ENAIRE en el sur de Gran Canaria es clara: no basta con replicar el éxito de Florida; hay que liderar el U-space europeo para que estos "taxis del cielo" no solo conecten hoteles con aeropuertos, sino que se conviertan en un servicio público esencial. La visión de los lobbys aeroespaciales en Bruselas es que, si Maspalomas logra implementar su red de vertipuertos siguiendo el estándar de la UE, Canarias dejaría de ser solo un receptor de tecnología para convertirse en el exportador del modelo de gestión aérea avanzada para todas las regiones ultraperiféricas del mundo.
