En un giro de guion que parece redactado por un comité de crisis climática de Bruselas, el Ártico europeo ha decidido rebelarse. Mientras el sur de Gran Canaria —histórico refugio de invierno para el noroeste del continente— lucha este jueves hasta el lunes próximo contra un frente de nubes, rachas de viento del norte y lluvias persistentes, un pequeño rincón de la Noruega profunda ha dado la campanada: 17,6 grados centígrados en Tafjord. La misma que hay prevista en la cumbre de Las Palmas estos días e incluso algo menos.
La cifra no es solo una curiosidad meteorológica; es una bofetada térmica. Tafjord, situado en la misma latitud que Sundsvall y rodeado de fiordos, ha registrado temperaturas superiores a las de las cumbres del sur grancanario. La meteoróloga Sigrid Auganæs lo explica en TV2 mediante una combinación de bajas presiones y el efecto Foehn: vientos del sur que, al chocar con las montañas noruegas, se desploman hacia los valles convertidos en una calefacción natural impropia de diciembre.
Para Gran Canaria, los datos son un recordatorio de que su activo más valioso, el clima estable, no es inmune a la volatilidad global. Con cielos cubiertos y un aviso por mal estado del mar (mar de fondo de hasta 4 metros), la isla experimenta una jornada de "invierno real" justo cuando su competencia nórdica vive un espejismo primaveral.
Mientras en el norte de las islas las lluvias son moderadas y el viento sopla con rachas muy fuertes en cumbres, en el fiordo noruego el aire cálido fluye sin obstáculos, rompiendo los esquemas de los turoperadores que venden el "eterno verano" canario. Aunque 17 grados en Noruega son un fenómeno transitorio, en los pasillos de la Agencia Europea de Medio Ambiente estas anomalías se leen como una tendencia.
Las Regiones Ultraperiféricas como Canarias dependen de su previsibilidad meteorológica. Un diciembre donde Noruega es más cálida que la cumbre canaria es munición para los discursos sobre la urgencia de la transición ecológica y la adaptación de las infraestructuras turísticas a fenómenos extremos (vientos intensos y mar de fondo). Más allá de la temperatura, la crónica de hoy pone el foco en el litoral. Con vientos del noreste de fuerza 5 y olas que podrían alcanzar los 4 metros durante la noche, la Aemet advierte de una jornada complicada para la náutica y la logística portuaria.
Lo sucedido hoy en Tafjord es una anécdota que esconde una categoría: el mapa térmico de Europa se está redibujando. Para Canarias, el reto no es solo competir en precios o servicios, sino gestionar la narrativa de un destino que, aunque siga siendo el preferido de los británicos y noruegos, debe convivir con un Atlántico cada vez más indómito y un Ártico que, ocasionalmente, decide robarle el termómetro.
















