La reciente identificación de más de 40 menores en locales de ocio nocturno evidencia graves fallos en el control de acceso y el cumplimiento de las normativas. Estos hechos no solo representan un incumplimiento legal, sino que además plantean serias dudas sobre la capacidad de las autoridades locales para garantizar entornos seguros y adecuados.

A esto se suman los altercados frecuentes en las zonas de ocio durante los fines de semana, incluyendo eventos recientes como las fiestas de Halloween y Winter Pride, que han requerido intervenciones constantes de las fuerzas de seguridad. Peleas, robos y desórdenes públicos están convirtiendo espacios destinados al disfrute en escenarios de conflicto, generando un malestar creciente tanto entre residentes como entre turistas.

Por otro lado, las quejas por ruido excesivo siguen siendo continuas. Los turistas, que acuden en busca de descanso, han expresado su descontento ante la falta de control sobre los niveles de ruido en locales y eventos nocturnos. Aunque las autoridades han impuesto sanciones y cerrado temporalmente algunos establecimientos, las soluciones parecen insuficientes para abordar un problema que afecta directamente la calidad del destino.

La seguridad en Maspalomas sigue siendo un tema pendiente. La falta de medidas efectivas y coordinadas deja entrever que, por ahora, lo oscuro predomina sobre lo claro en la gestión de este aspecto crucial para un destino que aspira a ser referencia turística en Canarias.