Los conatos de incendio se multiplican en el sur de Gran Canaria ante la dejadez en la limpieza de barrancos y zonas forestales. La falta de seguridad y control agrava un escenario preocupante en pleno arranque de mayo
La reciente falta de claridad sobre el incendio declarado en el palmeral de Fataga ha encendido las alarmas entre los vecinos. El fuego se originó cerca de la casa de acogida de menores migrantes, donde se ha denunciado que varias personas fumaban bajo las palmeras secas sin mostrar preocupación alguna por el riesgo. La zona, rodeada de vegetación abandonada, evidencia un peligro inminente ante el que no se han tomado medidas preventivas eficaces.
No es un caso aislado. En San Fernando se han producido incendios urbanos reiterados, especialmente en zonas cercanas a la urbanización Bellavista, donde algunos barrancos acumulan residuos y maleza. Estos espacios, ocupados de forma irregular por personas sin techo, han provocado conatos preocupantes. Las denuncias vecinales alertan del descontrol, la falta de limpieza y la ausencia de vigilancia, agravando una situación que puede derivar en consecuencias graves si no se actúa con urgencia.
El último ejemplo ocurrió este 1 de mayo en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, donde ardió matorral seco en la zona del Parral Grande. Aunque fue controlado a tiempo, se trata de otro indicio más de un verano que podría ser especialmente complicado para Gran Canaria. El abandono del territorio, la desidia institucional y la falta de prevención convierten los barrancos, palmerales y cañaverales en auténticas mechas listas para arder.