Tres desapariciones rocambolescas sacuden al municipio de San Bartolomé de Tirajana, entre camas de lujo que se esfuman, un cetro perdido justo antes de coronar a la reina del Carnaval, y una obra de arte que nadie sabe dónde está. Maspalomas, capital turística del sur de Gran Canaria, parece vivir una comedia de enredos a plena luz del sol
Las famosas camas balinesas de 2.000 euros que nunca llegaron a ver la arena de Maspalomas han desaparecido sin dejar rastro, sin cámaras de seguridad, sin inventario oficial y sin respuestas convincentes. La denuncia pública sobre su desaparición puede parecer un gesto de responsabilidad institucional, pero también se interpreta como un golpe bajo hacia quienes ahora gestionan el municipio, antiguos compañeros de gobierno incluidos. Mientras tanto, San Bartolomé de Tirajana sigue perdiendo recursos y rumbo en plena batalla por recuperar la excelencia turística.
"El célebre detective Scherlot Holmes paseó su lupa por la arena de Maspalomas", sin encontrar ni una huella de las famosas camas balinesas. “Curioso”, murmuró, “ni el sol recuerda haberlas visto”. Tras revisar facturas con aroma a humedad institucional y cámaras cercanas que casualmente miraban hacia otro lado, concluyó con ironía: “Diez ciudadanos descansan como reyes mientras el municipio duerme en la ruina”.
Y por si fuera poco, hasta el arte se esfuma en Maspalomas. El célebre artista grancanario Pepe Dámaso ha denunciado el extravío de una de sus obras, cedida para el Festival Regional de Folklore en 2023 y que jamás volvió a aparecer. Aunque inicialmente iba a ser exhibida en el acto de presentación en el Faro de Maspalomas, terminó empaquetada y, desde entonces, desaparecida en combate. ¿Habrá reaparecido sin que nadie haya informado a la ciudadanía?
Y como guinda del pastel, el cetro del Carnaval Internacional de Maspalomas también decidió jugar al escondite. Valorado en más de 12.000 euros, el cetro que debía sostener la nueva reina del Carnaval en marzo de 2024 desapareció temporalmente, desatando nervios y carreras en los pasillos del ayuntamiento. Por suerte, el objeto apareció a tiempo, aunque el susto no se lo quita nadie al equipo organizador.