El destino de Santa Águeda ya no se escribe solo en los juzgados, sino en los despachos de las multinacionales y las notarías de alto standing. Lo que en 2023 adelantaba Maspalomas24H se confirma ya como el guion de una transición económica sin precedentes: el suelo donde Franco impuso durante 70 años el hormigón que levantó Canarias está a un paso de convertirse en el próximo epicentro del turismo de lujo. La plantilla iría al nuevo negocios y los subcontratistas tendrán que buscar clientes que les sean útiles en otros ámbitos, como todo en la vida. El chantaje se acabó: solo es resistir. En 2024 Fernando Clavijo, presidente de Canarias, confirmó que sobre esa parcela habría un hotel de lujo.
La noticia no es solo el desmantelamiento, sino el acuerdo de caballeros que asoma tras la polvareda. Masaveu y Votorantim, los gigantes detrás de CEISA, no niegan lo evidente: el futuro de sus terrenos en el sur de Gran Canaria ya tiene aroma a azahar y salitre de hotel boutique. La estrategia es puramente geográfica. Mientras el Gobierno de Canarias (CC y PP) mantiene el pulso por desalojar el muelle de Santa Águeda, la Autoridad Portuaria de Las Palmas ha movido ficha en el tablero regional. La concesión de 6.000 metros cuadrados en Puerto del Rosario (Fuerteventura) a CEISA es la pieza clave del puzzle.
Este movimiento garantiza a la cementera una vía de abastecimiento y producción en la isla majorera para 2027, proporcionando la "salida honrosa" que el Ejecutivo de Fernando Clavijo buscaba. A cambio de abandonar el muelle grancanario —reclamado por inversores de peso como el exfutbolista David Silva, la cadena Cordial y la familia Del Castillo—, la multinacional asegura su operatividad en el archipiélago.
El trasfondo de esta operación es una de las maniobras inmobiliarias más importantes de la década. Al transformar el uso del suelo de industrial a turístico, el valor de la propiedad de CEISA en Santa Águeda se dispara. Marcas de prestigio como Hospes e Iberostar ya orbitan sobre el proyecto. Con Iberostar ya tiene acuerdos hoteleros Masaveu.
Tras décadas de actividad extractiva, los propietarios podrían vender el suelo a un "sobreprecio" histórico a los mismos inversores que hoy presionan por su salida. Sin embargo, el camino hacia el primer "check-in" hotelero está empedrado de contradicciones legales. Mientras se negocia este éxodo hacia Fuerteventura, CEISA mantiene su ofensiva judicial en Gran Canaria, solicitando medidas cautelares para evitar una demolición inmediata que tachan de "temeridad inexplicable".
CEISA advierte que desmantelar el puerto antes de que la nueva terminal de Fuerteventura esté operativa generaría un agujero logístico y un sobrecoste ecológico de 3.000 toneladas de CO2 anuales por el transporte en camiones. Y así, mientras unos cuentan sacos de cemento y otros cuentan estrellas de hotel, la tierra de Santa Águeda espera, paciente como solo sabe esperar lo que ha sido piedra antes que fábrica, sabiendo que al final los hombres siempre cambian un paisaje por otro, y que donde ayer hubo ruido de molinos y polvo gris, mañana habrá un silencio de piscina y una brisa que ya no olerá a industria, sino a ese dinero nuevo que llega con la marea para borrar las huellas de los que, durante setenta años, creyeron que el hormigón era eterno.
